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¿Qué pasa si nuestros diputados reprueban respecto a su desempeño?

capital

Héctor Alonso Vázquez 

En días recientes salió a la luz el resultado del desempeño individual de los diputados potosinos. Esto gracias al estudio de “Congreso Calificado”, un trabajo hecho por ciudadanos que lanzaron su página web: (http://congresocalificado.mx/top-legislativo/), en la cual se pueden consultar los resultados individuales de los 27 legisladores locales con base a nueve indicadores que miden; cuántas iniciativas promueven, cuántos puntos de acuerdo presentan, cuántas iniciativas se aprueban, cuántos puntos de acuerdo se aprueban, cuántas intervenciones en tribuna realizan, cuántas faltas y retardos acumulan, si presentaron su declaración tres de tres, cuántas iniciativas caducas cargan, y cuantos puntos de acuerdos caducos tienen pendientes.

La información que se presenta en esta evaluación es muy valiosa. Pues permite ponderar de forma cuantitativa si los 27 diputados que trabajan en el Congreso local cumplen con lo que deben de hacer, esto es, ser representantes legislativos diligentes, proactivos y productivos que discutan los asuntos públicos y decidan sobre las leyes que nos rigen y afectan a todos.

Los resultados en concreto son muy terribles e indignantes. Pues en una base de diez puntos como máxima, el promedio de desempeño de los 27 diputados obtiene una calificación de 1.8 (uno punto ocho) de diez. Esto refleja una pésima calidad de desempeño del congreso en general.
Como algunas notas periodísticas han destacado, los “mejores” –se entrecomilla porque en realidad en cualquier test escala 0 a 10 estarían reprobados– evaluados son la diputada del PAN Josefina Salazar con una calificación de 5.1, José Luis Romero, del PRI con 4.9 y Oscar Bautista, del PRI, igual con 4.9 puntos de diez.

Mientras que los diputados con peor desempeño son a la vez tres priistas: María Rebeca Terán con -0.1 (menos cero punto uno), Gerardo Limón con -0.4 y Roberto “Rito” Segovia con -0.6, el cual se justifica diciendo que si bien los diputados son “burros”, los secretarios del Ejecutivo son “pendejos, huevones y rateros”(http://codigosanluis.com/portal/content/secretarios-son-pendejos-huevones-y-rateros-diputados-nom-s-burros-jano-segovia). El mundo al revés o de plano el diputado del altiplano tiene demasiado cinismo, aunque más bien refleja su pobre calidad profesional con esa desfachatada y grosera declaración.

Los partidos minoritarios y que tienen escaño de representación proporcional no se salvan de los malos resultados tampoco y se suman a esa falta de capacidad profesional en el Congreso del Estado. Pues la mayoría tienen calificaciones por debajo del 1.1.

Los hechos que aquí se describen se leen con desasosiego. Y la pregunta que titula este texto sobre: ¿Qué pasa si nuestros diputados reprueban respecto a su desempeño? Se responde con un triste “pues no pasa nada” al menos de manera formal, si los legisladores de este país no son responsables con su trabajo.

Esto responde a un problema ético y de principios que no ha sido hasta ahora abordado por la clase política. Ya que no hay legislaciones internas en ningún Congreso consideren sanciones ya sea en forma de los sueldos a los diputados, o de otras formas ejemplares a aquellos representantes que no responden y no cumplen con su función representativa.

Sin embargo depende de los ciudadanos el que haya consecuencias directas para estos comportamientos inútiles de nuestros diputados. Y esto es aplicar el voto de castigo contra ellos, pues a partir de 2018 podrán reelegirse, y contra sus partidos políticos, para presionarles a que pongan a competir candidatos con mejores capacidades profesionales y aptitudes integras si es que anhelan a legislar.

En este caso la información sobre el desempeño del diputado es una preciada herramienta que nos permite fijarnos bien, en quien llega al poder institucional y que es lo que hace o deja de hacer en el cargo. Este es un mecanismo básico de rendición de cuentas social que puede saltar del mero simbolismo e indignación en la opinión pública, a la acción y práctica en impulsar mejores perfiles en la competencia política y exigir mejores perfiles probados y profesionales a todos los partidos políticos.

La democracia no puede sustentarse de manera dinámica sin este tipo de ejercicios de rendición de cuentas. Y si no los tiene solo se queda en lo procedimental, es decir, en ir a votar y delegar a tipos irresponsables la tarea de lo público cada tres años.

Además en el debate público actual, hechos como el que aquí se presentan reflejan una profunda crisis moral en la clase política no solo local sino nacional. Pues en contraste se imponen por la fuerza y sin dialogo políticas públicas punitivas, laborales y administrativas sobre el gremio magisterial.

Maestros de aula que se evalúan con propósitos de mero control político, los cuales trabajan de forma ardua y que ni en sueños percibirían los sueldos tan altos de la clase política en el poder, en cargos donde no se rinden cuentas y no se pagan consecuencias –a veces ni políticas– por ello.

Esto es, empero, el mundo al revés. Lo peor es que hemos permitido que asi sea. Pero tenemos el poder de evitar que siga reproduciéndose este contrasentido institucionalizado, de que haya consecuencias políticas para los que buscan el voto y han sido inútiles en los cargos.

Las elecciones de 2018 son una oportunidad para exigir cambios y presionar para que mejores perfiles lleguen a la toma de decisiones. Esa tarea depende del pueblo, del demos. Recordemos que la política es demasiado importante como para delegarla o dejarla solo en manos de políticos ineficientes y en exceso auto-interesados. Necesita de mujeres y hombres íntegros –con principios– que pretendan influir en su entorno y busquen una mejor sociedad para vivir.