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Leer con atención el Caso Casar: (1) La constelación de élite

Federico Anaya Gallardo

El lunes 6 de mayo de 2024, en su programa noticioso en redes sociales JulioAstillero, Julio Hernández López nos convocó a evitar hipocresías al analizar el Caso Casar. (Liga 1.) Bien dijo el ciudadano lagunero: debemos ver más allá de las tolvaneras. Por una parte está el problema de haber difundido sin testar datos personales que en nada ayudan a la comprensión de este escandaloso caso de corrupción. Para ver los privilegios concedidos a la burocracia dorada del neoliberalismo no necesitamos conocer el RFC, ni el CURP, ni la clave escolar, ni las calificaciones de prepa, ni la dirección particular, ni el teléfono fijo de nadie. No testar todos esos datos permitió a los “colegas de beneficio dorado” de la ciudadana Casar levantar una tolvanera con mil y un hipócritas lamentos. Como dijo el clásico… pero ¿¡qué necesidad!?

Cuando mi abuela Loló me mostró una tolvanera en Torreón, yo sentí en cara y ojos el polvo y dije que más bien era polvareda. Con el fin de cegar a la opinión pública y a la opinión publicada, los amigos, validos y aliados de Casar están echándole polvos a esta de por sí complicada tormenta. Te propongo, lectora, empezar a limpiar algunos de esos polvos.

Para ello, lo primero es recordar el fondo de la cuestión: el Caso Casar pone otra vez en evidencia el peso de las influencias personales en las élites que dominaron el Gobierno de la República en la era neoliberal y que, hasta el día de hoy, siguen controlando muchos espacios culturales, académicos, mediáticos y empresariales de nuestro país.

Segundo, debemos recordar que –como bien dijo JulioAstillero– esta no es la primera pensión dorada que nos escandaliza. Recordemos la de José Ángel De la Dependencia Gurría Ordóñez en el Banco de México. Tampoco es la primera vez que vemos a los miembros de la élite pedir beneficios extraordinarios al poder. Recordemos la ocasión en que Héctor Aguilar Camín pidió al presidente Salinas que le diese más dineros en algún contrato que su organización no había terminado de cumplimentar.

Tercero, recordemos que estamos discutiendo un expediente en formato PDF de 384 páginas que el Gobierno de la República colocó en la www el fin de semana pasado. (Liga 2.) La mayor parte de los documentos provienen del “Expediente Post-Mortem del Empleado con ficha 436308” de Pemex (Expediente Post-Mortem); otros son peticiones y respuestas sobre el expediente entre las áreas administrativa, jurídica y de contraloría de Pemex en el año 2024, y finalmente, hay documentos relacionados con la averiguación previa abierta por la muerte de un empleado de Pemex en 2004.

Ahora, leamos con atención el Expediente Post-Mortem. El tema es la muerte de Carlos Fernando Márquez Padilla García (1951-2004), y cómo se procesaron las prestaciones a que tenía derecho él y sus deudos. El decuius (latinajo para “aquél de cuyo cuerpo estamos hablando”) estaba casado con María Amparo Casar Pérez (n.1955) desde el 28 de junio de 1975. Fueron producto de ese matrimonio Carlos Márquez Padilla Casar (n.1983) y Fernanda Márquez Padilla Casar (n.1985). Todos estos datos provienen de las actas de matrimonio y nacimiento respectivas (pp. 63, 66, 70 & 74 del expediente). Esas actas son públicas y son parte de inscripciones a las cuales todos podemos acceder: el Registro Civil fundado por los liberales en la Guerra de Reforma.

Los datos de registro civil nos ayudan a ilustrar la constelación familiar y social del Caso Casar. Notarás, lectora, que el apellido del decuius es compuesto. El acta de matrimonio (p.63) de 1975 nos informa que él era hijo de Tarsicio Márquez Padilla (ocupación: abogado y militar) y Paz Consuelo García Rodríguez (ocupación: el hogar). Si googleas a Tarsicio, encontrarás a un abogado de ese nombre que fue ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) entre 1978 y 1985. Antes (1967-1978) había sido parte del sistema de justicia castrense adonde llegó a presidir el Supremo Tribunal Militar. (Esto, en las notas biográficas de los ministros de la SCJN, Liga 3.)

El sistema de registro civil –que como debemos recordar es público aunque es difícil de consultar– nos dice que Tarsicio contrajo matrimonio con Paz Consuelo el 12 de diciembre de 1944, a las veintidós horas. Él declaró ser “abogado y ayudante del C. Presidente de la República” y ella estar “dedicada al hogar [en la] Presidencia de Los Pinos”. El padre de él ya era finado, pero el de ella era “militar retirado” con domicilio en la “Presidencia de Los Pinos”. Los testigos del acto fueron Manuel Ávila Camacho (ocupación: Presidente de la República y “primo político de la contrayente”); Miguel Alemán (ocupación: Secretario de Gobernación y sin parentesco); Jesús González Gallo (ocupación: Secretario Particular del C. Presidente de la República y sin parentesco); Leobardo Reynoso (ocupación: Gobernador de Zacatecas y sin parentesco). Agradezco al historiador potosino Óscar G. Chávez haber hecho esta consulta en los registros públicos.

En otras palabras, en 1975 María Amparo Casar Pérez no sólo contrajo matrimonio sino que entró en una alianza con una familia bien colocada en el régimen. Es muy probable que su suegro ya fuera general y presidente del Supremo Tribunal Militar. Sería nombrado ministro de la SCJN apenas tres años más tarde. El general y licenciado moriría en 1989, teniendo sus nietos (Carlos y Fernanda) unos cinco y tres años. Las actas del registro civil, sin embargo, no nos permiten saber si las relaciones personales entre estos familiares eran buenas o malas. (Ese es un límite de este tipo de fuentes.)

Avancemos un cuarto de siglo, lectora.

Las páginas 343-349 y 374 del Expediente Post-Mortem nos dejan saber que la unidad familiar Márquez-Padilla/Casar seguía bien posicionada en 2004, pues cuando murió Carlos Fernando el 7 de septiembre de ese año acudieron para identificar su cadáver tres personas: su hermano Federico Javier Márquez Padilla García (n.1948, pp. 348-349); el hermano de su mujer, José Ignacio Casar Pérez (n.1955, pp. 345-347); y el marido de su hermana Paz Consuelo Márquez Padilla García, de nombre Juan Rebolledo Gout (n.1950, pp. 343-344).

Juan Rebolledo Gout se identificó ante el ministerio público que investigaba la muerte violenta de Carlos Fernando Márquez Padilla García como vicepresidente del Grupo México (p.343 del Expediente Post-Mortem). Para saber mejor quién es Rebolledo Gout, lectora, te propongo un viaje bibliográfico y biográfico.

Primero, consultaremos la edición 1984-1987 del Diccionario Biográfico del Gobierno Mexicano, volumen preparado por la Unidad de la Crónica Presidencial de la Presidencia de la República (Administración De la Madrid). La titular de la Crónica Presidencial era Alejandra Lajous y en la elaboración de ese volumen participaron Rosa Pretelín, Alberto Alazraki, Leticia Barragán, Rebeca Flores, Irma Martínez, Alma Morales y Martha Poublet. No se trata de datos inútiles. Forman parte de la muy amplia constelación familiar y social de la élite criolla mexicana que el Caso Casar nos invita a analizar.

¿Qué nos dice, en 1984-1987 la Crónica Presidencial de Juan Rebolledo Gout? En la página 320 del Diccionario aparece la ficha 867 del Poder Ejecutivo adonde se reporta a Rebolledo Gout como vocal ejecutivo (titular) del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana (INEHRM), que entonces era parte de la Secretaría de Gobernación. Antes de ello, Rebolledo Gout se había dedicado a la Academia, estudiando Derecho en la UNAM (1969-1973) para partir luego a EUA adonde estudió una maestría en Tulane (Nueva Orleans, 1974-1977) y otra maestría con doctorado en Harvard (Boston, 1977-1981). Regresó a la UNAM en 1982 adonde colaboró (Rectorado Rivero Serrano) en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales así como en la Coordinación de Humanidades. En 1984 se une al PRI y entró al INEHRM.

El politólogo estadunidense experto en élites mexicanas, Roderic Ai Camp, en las páginas 791 y 792 de la cuarta edición (2011) de su Mexican Political Biographies reporta que Rebolledo Gout es hijo de Juan Rebolledo Clement –abogado veracruzano. Detengámonos un momento aquí: Rebolledo Clement fue presidente del Jockey Club Mexicano y, cuando Gustavo Díaz Ordaz decidió renovar la concesión del Hipódromo de las Américas, Rebolledo Clement fue un cercano asociado del concesionario Justo Félix Fernández López (1914-2002) –un empresario originalmente cafetalero de Veracruz cercano a la élite política poblana. Importa recordar que ese hipódromo fue construido en 1943 por particulares en terrenos de la Sedena con una concesión otorgada por el presidente Manuel Ávila Camacho –el testigo del matrimonio Márquez-Padilla/García en 1944 que comentamos arriba. Fernández López estaba casado con Alicia Ávila –hija de Maximino Ávila Camacho, gobernador de Puebla (1937-1941), hermano de Manuel (y su secretario de Comunicaciones y Obras Públicas de 1941 a 1944… ¡eso era nepotismo!). Gustavo Díaz Ordaz conocía a Fernández López desde los días en que el avilacamachismo controlaba la política poblana.

Rafael Campos afirma que “don Justo [Félix Fernández López] representaba para el mandatario [Díaz Ordaz] una garantía, pues además de haber demostrado innumerables veces su don de gentes, era muy querido por la clase empresarial y disfrutaba de toda la confianza por parte de los grandes inversionistas de aquellos tiempos” (Justo como fue: Justo F. Fernández López, Xalapa: Las Ánimas, 2010, p. 164, Liga 4).

Regresemos a Juan Rebolledo Gout. Camp reporta que durante la Administración Salinas de Gortari (1988-1994) fue Secretario Particular del Presidente de la República. Bajo la Administración Zedillo (1994-2000) fue subsecretario de Relaciones Exteriores para asuntos bilaterales (1994-1997) y para Norteamérica y Europa (1997-2000). Ya vimos que en 2004 él declaró ser vicepresidente de Grupo México. El Wilson Center –uno de los Think Tanks más prestigiados de la capital imperial (Washington, DC)– nos reporta en 2024 (Liga 5) que Rebolledo Gout ocupa desde 2001 la Vicepresidencia Internacional de la gran compañía minera y que desde 2003 dirige la filial llamada Southern Copper Corporation –que tiene operaciones en el Perú.

Con esta constelación de contactos de élite, era imposible que María Amparo Casar Pérez no recibiese la más expedita atención como viuda de Carlos Fernando Márquez Padilla García. Otras viudas deben penar en los trámites análogos. Ella no. Pero la constelación también explica los inusitados privilegios de la burocracia dorada a la que Márquez Padilla García y Casar Pérez han servido buena parte de sus vidas. La lectura detallada del expediente importa.

agallardof@hotmail.com

Ligas usadas en este texto:

Liga 1:
https://www.youtube.com/watch?v=wfmuJFRuRiw

Liga 2:
https://www.gob.mx/cms/uploads/presidencia/Caso_Marquez_Padilla.pdf

Liga 3:
https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/2/842/47.pdf

Liga 4:
https://www.google.com.mx/books/edition/Justo_como_fue_Justo_F_Fernández_López/yHC_DAAAQBAJ

Liga 5:
https://www.wilsoncenter.org/person/juan-rebolledo-gout