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Israel López Monsivais
La extradición e inicio del proceso judicial en el caso Emilio Lozoya no comenzó con pulcritud: filtraciones a la prensa sobre supuestos sobornos por la aprobación de la reforma energética, no se le presentó ante la autoridad correspondiente a su arribo al país y privilegios previamente negociados por sus abogados. Claramente, Lozoya, no es un procesado cualquiera, es un símbolo de la corrupción que pretende romper el pacto de silencio entre las élites políticas para salvarse, ¿hasta dónde las autoridades van a ensuciarse las manos para construir un maxiproceso?
Voy a trasladarme al universo de Batman para intentar explicar la categoría de manos sucias. Probablemente, la trilogía El caballero oscuro[1], dirigida por Christopher Nolan es la mejor concretada. En el libro La política va al cine, coordinado por Manuel Alcántara y Santiago Mariani, Martín Tanaka analiza la relación de Batman y las manos sucias. Indica que “en la acción política, los líderes políticos pueden llegar a afrontar situaciones excepcionales en las cuales, para evitar catástrofes o grandes males, se ven obligados a tomar decisiones moralmente condenables, que violan los derechos de las personas”.
Tanaka exterioriza que ensuciarse las manos es una decisión ética y políticamente censurable. Igualmente cuestiona: ¿cómo se supera este dilema?, ¿qué debe hacer un líder político responsable?, ¿cómo evaluar cuán catastrófica y excepcional es la situación que se enfrenta para que pueda justificar la violación de derechos o acciones inmorales? y ¿cómo se distingue el ejercicio de una ética de la responsabilidad de la pura arbitrariedad?
Para Tanaka, Batman no le rinde cuentas a nadie, actúa al margen de la ley, violas las reglas con la excusa de mantener el orden. Implementa el terror, miedo y tortura como método. No es un revolucionario, lo ubica como un burgués reformista con algunos tintes anarquistas.
En la segunda entrega de la trilogía se enfrenta al Guasón, quien quiebra moralmente a Harvey Dent, la cara legal de la justicia en Ciudad Gótica. Esa era la victoria del Guasón, sin embargo, Batman se culpa de los crímenes de Dent, sacrificándose por la ciudad.
Las autoridades de Ciudad Gótica diseñaron una legislación basada en el falso legado del fiscal, violando los derechos de los criminales. En la última película, el villano Bane revela el secreto de los crímenes de Harvey Dent y libera a los presos. Paralelamente, mientras estos hechos suceden el comisionado James Gordon mantiene un dialogo con el policía John Blake sobre las manos sucias[2].
Definitivamente, las autoridades mexicanas se están ensuciando las manos en el caso Lozoya, justificándose en el criterio de oportunidad y la posibilidad de que se convierta en testigo colaborador.
Parte de los cuestionamientos son al juicio mediático y político que López Obrador está realizando desde el púlpito mañanero, reforzando su narrativa contra la corrupción. Tal parece que para AMLO es más importante debilitar a sus oponentes electorales que el debido proceso, tiene que sacar las manos del juicio.
Por primera vez, la Fiscalía General de la República (autónoma, votada por todos los partidos) tiene la oportunidad de instruir un maxiproceso contra las élites políticas, que los supuestos responsables e involucrados enfrenten a la justicia. De esa forma se podría construir una verdadera memoria contra la corrupción.
Sin lugar a dudas, es una buena noticia la vinculación del proceso. Los siguientes meses deberemos estar pendientes del proceso judicial. Vale la pena la discusión ética y moral si se justifican los privilegios de Lozoya si al final del camino vemos a varios políticos corruptos tras las rejas. Si solo queda en lo mediático con fines electorales solamente se ensuciaron las manos, nada distinto al pasado reciente.
Twitter: @LmElizondo
[1] Batman inicia (2005), Batman: El caballero de la noche (2008) y El caballero de la noche asciende (2012).
