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12 mayo, 2015
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12 mayo, 2015

México SA: OHL: Méjico neocolonial

reforma energética

E l desplome del precio accionario de OHL México (filial de la trasnacional española) es igual de profundo que el grado de credibilidad que propios y extraños atribuyen a las palabras de su representante en el país, el churumbel José Andrés de Oteyza, en el sentido de que en ese consorcio todo es “limpio”.

Ayer, en paralelo a la nueva caída de dicho precio, circuló la versión de que OHL vendería su filial mexicana, aunque de inmediato la trasnacional española salió al mercado de valores (el de Madrid y el de aquí) a negar tal noticia y a “desmentir rotundamente que exista algún tipo de conversación al respecto y también desmiente que exista intención alguna actualmente en ese sentido”.

No y mil veces no. Y tiene toda la razón, porque para la trasnacional española México es el paraíso, pues (amén de gozar de la gracia gubernamental, la del estado de México y la federal, que sin más le autoriza 100 por ciento de incremento en las tarifas de peaje, que le paga tres veces más por una obra inconclusa y que le tolera no pagar 202 millones de pesos en impuestos, sólo en el primer trimestre de 2015), de acuerdo con su propia información, aquí obtiene 86.4 por ciento de su beneficio total bruto de explotación (contra 11 por ciento en España), posee 51 por ciento de las concesiones totales del grupo y registra 78.5 por ciento de la cartera total a largo plazo (en España, 13.7 por ciento).

Otros datos revela dores, reconocidos por la trasnacional, son que en México ha obtenido 361 kilómetros de carreteras concesionadas (contra 74 kilómetros en toda España, es decir, cinco veces de diferencia) y que ello representa 46 por ciento de todas las concesiones carreteras obtenidas por OHL en el mundo. De igual forma, que el número de trabajadores que mantiene aquí representa 68 por ciento del empleo de la trasnacional en los diferentes países donde mantiene negocios.

Ante tan suculentos resultados y con el amor que le tiene el inquilino de Los Pinos, a quién se le ocurriría vender esa mina de oro porque, como siempre, la colonia está al servicio del reino. En el mejor de los casos, en un intento por limpiar la imagen (algo por demás imposible), en la próxima asamblea de accionistas de OHL (a celebrarse el 27 de mayo en Madrid) podrían anunciarse cambios en la directiva de su filial mexicana, de tal suerte que –quién sabe– hasta el presidente del consejo de administración, el churumbel De Oteyza, saldría en hombros y no precisamente en señal de reconocimiento.

Y sin duda en la lista de bajas (ya se adelantó Pablo Wallentin Crawford, representante de la trasnacional en México y agente de turismo de los funcionarios mexiquenses) deberían aparecer Jesús Campos López, director técnico, y José Luis Muñoz, director de planeación financiera, todos ellos, junto con el secretario de Comunicaciones y Transportes del estado de México, el turista Apolinar Mena Vargas (con ingrato futuro político), primeros actores en las ya famosas cuan reveladoras grabaciones telefónicas divulgadas la semana pasada, en las que se conocen en detalle los chanchullos y los participantes presumen fraudes, “goles” y “pistolas”.

Divulgadas tales grabaciones, tanto la trasnacional como las autoridades mexiquenses mostraron su “sorpresa”, salieron a dar nada convincentes explicaciones y a prometer investigaciones por aquí y por allá, como si apenas se enteraran de los chanchullos ilegales y “legales”. De hecho, el citado Apolinar Mena Vargas salió a decir que “en la presente administración (la de Eruviel Avila) no ha habido una sola modificación al título de concesión ni al plan tarifario del Viaducto Bicentenario”, aunque sí reconoció que “otro” fue quien autorizó los aumentos.

En efecto, como aquí se documentó el pasado sábado (jornada.unam.mx/2015/ 05/09/opinion/024o1eco), el “otro” que autorizó brutales aumentos a las tarifas de peajes hoy despacha en Los Pinos. Desde el 21 de julio de 2011, el gobierno mexiquense (con Enrique Peña Nieto a dos meses de dejar el cargo de gobernador) modificó la concesión del Viaducto Bicentenario otorgada a OHL, con el fin de autorizar cuatro aumentos a las tarifas de peaje: 25 por ciento cada uno de ellos para ser aplicados de 2013 a 2016, o lo que es lo mismo, 100 por ciento de aumento en el periodo, durante el cual, según el Banco de México, la inflación sería de entre 12 y 15 por ciento, como máximo.

Siempre adelantado a los acontecimientos, el gobernador mexiquense Eruviel Avila salió a decir que “he instruido a la Secretaría de Comunicaciones del gobierno del estado (léase a Apolinar Mena Vargas) para que suspenda en tiempo indefinido cualquier incremento a las tarifas del uso del Viaducto Elevado”. Lamentablemente su predecesor, Enrique Peña Nieto, en su momento autorizó brutales aumentos hasta 2016, de tal suerte que en el mejor de los casos el primero de los citados cumpliría hasta 2017, o lo que es lo mismo, el año que dejará el palacio de gobierno de Toluca.

De cualquier forma, Eruviel no hubiera “suspendido” nada ni ordenado nada sin el escándalo de las citadas grabaciones, que provocó el anuncio –hasta ahora sólo eso– de OHL Madrid de que iniciaría una investigación, como si su directiva no estuviera informada de los aumentos escalonados que desde el 21 de julio de 2011 autorizó el entonces gobernador Enrique Peña Nieto, su amigo y atento servidor. Es previsible que las “investigaciones” (tanto la de OHL Madrid como la del gobernador mexiquense) sigan la ya conocida y transitada ruta del presunto secretario de la Función Pública, Virgilio Andrade, con respecto a la Casa Blanca (la de aquí), la choza de Malinalco y las que se acumulen, es decir, nada por aquí, nada por allá.

Entonces, ante este entramado de suculentos negocios, de telarañas empresariales y políticas, de funcionarios al servicio de las grandes empresas, de amistades, servicios e intercambio de favores, de triplicación de presupuestos y, en fin, de cataratas de utilidades sin haber siquiera terminado la obra para la que fue contratada la trasnacional, qué empresario estaría lo suficientemente loco como para vender su “filial mejicana” o tener “intención alguna en ese sentido”.

LAS REBANADAS DEL PASTEL

En fin, ¡al abordaje! en este México “moderno” y neocolonial que nos quita patria, porque para eso están las riquezas nacionales. Y que quede claro: el de OHL sólo es un caso, una mancha más al tigre, en un país donde fraudes, corrupción, “goles” y “pistolas” son el pan de cada día.

Carlos Fernández Vega
Carlos Fernández Vega
Autor de la columna México SA de La Jornada. Presidente del Comité Editorial de filiales y franquicias de La Jornada.