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14 enero, 2016
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14 enero, 2016

México SA: Petróleo sin paracaídas

México SA

Carente de paracaídas, el barril de petróleo mexicano se mantiene a la baja, y a estas alturas su precio resulta menor al de un tonel de Coca- Cola de la misma capacidad (159 litros), con la sutil diferencia de que el primero (ayer a 21.38 dólares) alimenta al erario y el segundo (a 31 dólares) sólo engorda a los adictos al agua negra.

Los siempre positivos funcionarios del gobierno federal repetirán que no hay problema para las finanzas nacionales (con más hoyos que el queso gruyer), porque para eso están las “coberturas petroleras” (por parciales que éstas sean) y que no hay motivo de preocupación, pues la mezcla mexicana de exportación aún se encuentra lejos de aquel fatídico precio de 7.01 dólares por barril registrado el 10 de diciembre de 1998, con Zedillo en Los Pinos.

En esa fecha se registró el precio petrolero más bajo en la etapa neoliberal mexicana. En sentido contrario, el 14 de julio de 2008, con Calderón en la residencia oficial, reportó el máximo histórico: 132.71 dólares. Enrique Peña Nieto se sentó en la silla presidencial con un barril a 101.96 dólares, y a estas alturas a duras penas recolecta 21.38 billetes verdes por cada 159 litros vendidos.

Bien a bien nadie sabe cuándo acabará la temporada de vacas petroleras flacas, pero lo cierto es que cada día que pasa se hace mayor al agujero en las finanzas nacionales, de tal suerte que, como bien lo apunta el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), “la era del petróleo caro terminó el financiamiento accesible para el gobierno peñanietista”, pues naciones como la nuestra “vivieron la época de bonanza por el incremento desenfrenado de los precios del petróleo y hoy viven la crisis que ha provocado su caída; la mayoría gastó y no invirtió productivamente, integraron a su gasto corriente los flujos extraordinarios del petróleo y hoy enfrentan las consecuencias fiscales de ese yerro”.

El IDIC divulgó su más reciente análisis (México ante los desequilibrios sistémicos de la economía mundial), en el que subraya que la caída de los petroprecios es mayor ahora que durante la recesión mundial de 2008-2009, al tiempo que “los desequilibrios que se observan en los albores de 2016 son sistémicos, no producto de una coyuntura pasajera. El año inicia con la incertidumbre esperada para un sistema económico y financiero donde la especulación se ha impuesto sobre la actividad productiva y generadora de empleos”.

Entonces, los “problemas de coyuntura” y la “volatilidad pasajera” (Videgaray-Carstens dixit) llegaron para quedarse, y el IDIC resume el panorama de la siguiente manera: El profundo ajuste de los tipos de cambio, el precio del petróleo y del oro, así como de los mercados financieros establece la magnitud de los movimientos de capital que se está generando alrededor del mundo. Los movimientos financieros no tienen correlación con la evolución de la economía real, la mayor parte radica en la especulación que la incertidumbre y volatilidad han generado.

China representa la nueva fuente de volatilidad e incertidumbre, pero en realidad es la continuidad de un problema económico-financiero que se incubó desde la segunda mitad de la década de los años noventa y que aún restringe el desempeño de la economía mundial. El país asiático afronta problemas económicos y financieros. Sus reservas internacionales se redujeron en más de 500 mil millones de dólares durante 2015, acumula cinco caídas en sus exportaciones y sus principales indicadores de manufacturas se encuentran en la parte contractiva.

Ello tiene una fuerte relación con lo que sucede en la economía de Estados Unidos y la Unión Europea. La actividad industrial estadunidense contabilizó nueve caídas mensuales en 2015, llevando a que su ciclo se encuentre en la fase negativa. Las cifras preliminares permiten establecer que su PIB aumentó entre 2.4 y 2.6 por ciento, positivo pero inferior a lo contabilizado en épocas de fuerte expansión productiva. La desaceleración industrial del vecino del norte y de las manufacturas chinas anuncia una etapa de restricción productiva que se asociará con la volatilidad financiera. México deberá prepararse para enfrentarla.

El ciclo económico de México depende del industrial de Estados Unidos, por lo que la contracción de este último constituye una información relevante para determinar la orientación de la actividad productiva del país en los meses por venir. La desaceleración industrial estadunidense puede afectar sectores como el automotriz, maquinaria y equipo, cómputo y electrónico, metálicas básicas y productos metálicos. Algunos de estos sectores ya registran bajos crecimientos en México. Si bien el sector primario, el de la construcción y el de los servicios tuvieron un desempeño positivo durante 2015, la tendencia de algunos de ellos ha comenzado a moderarse.

El financiamiento de la economía mexicana se ha deteriorado significativamente, la caída fue superior a 53 por ciento en los primeros nueve meses del año. Las restricciones financieras llegaron en un momento en que el endeudamiento público aumentó y con ello el saldo histórico de los requerimientos financieros del sector público. Las condiciones adversas en el precio del petróleo mermaron los ingresos del sector público y lo han llevado a la aplicación de un programa de austeridad que ha limitado su inversión. El patrón de reducción en la inversión pública se mantendrá durante 2016.

En 2015 el crecimiento de la economía mexicana tuvo un fundamento en su consumo interno; sin embargo, el mismo será insuficiente para mantener su contribución al PIB si la desaceleración industrial de Estados Unidos y la volatilidad financiera se mantienen. Lo último es probable, porque el desequilibrio de la economía global es sistémico, lo que falta por observar es la capacidad que se tendrá para mantener la desaceleración y volatilidad bajo cierto grado de control.

Para 2015 se prevé un aumento de 2.3 por ciento en el PIB mexicano, y de 2 por ciento en 2016.

LAS REBANADAS DEL PASTEL

Esta historia ya se vivió: el 22 de febrero de 2014 reaprehendieron a El Chapo, y pocos días después un orondo Enrique Peña Nieto declaró que sería “imperdonable” que el capo se fugara por segunda ocasión… y el 11 de julio de 2015 se fugó. El 8 de enero de 2016 lo volvieron a capturar, y ayer el ocurrente inquilino de Bucareli dijo que sería “imperdonable” que se fugara por tercera ocasión. Entonces, si ya saben cómo se pone, para qué lo provocan.

Carlos Fernández Vega
Carlos Fernández Vega
Autor de la columna México SA de La Jornada. Presidente del Comité Editorial de filiales y franquicias de La Jornada.