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15 abril, 2015
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15 abril, 2015

Muppets y caricaturas. La política como farsa

Guillermo Luévano Bustamante

Con profunda tristeza por la partida de Galeano

Q uizá por jocosa, la idea del candidato a diputado local por San Luis Potosí, René Díaz, de asociar su imagen con la de una marioneta como la rana René se colocó incluso como noticia nacional en algunos medios informativos. Es probable que en la casa de campaña haya parecido una idea genial para evitar los plazos de las campañas electorales y para violar la ley deliberadamente.

Es que cuando se trata de evadir la ley los políticos suelen ser sumamente ingeniosos. No despliegan luego la misma imaginación para solucionar los problemas que enfrentan.

En la campaña electoral de 2009 no se sabe exactamente si la ciudadanía primero o el equipo de asesoría del médico Fernando Toranzo asoció la imagen de su candidato a gobernador con el personaje de la serie animada Los Simpson, Ned Flanders, por su evidente parecido físico.

Y en este proceso también se ha asociado frecuentemente en redes sociales virtuales –al menos lo he visto en Facebook y Twitter– la imagen del candidato priísta a la gubernatura, Juan Manuel Carreras, con el de otro personaje de la misma serie televisiva: el señor Burns.

Refiere Marx al comienzo de El dieciocho brumario de Luis Bonaparte que “Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa”. Y esa idea la recupera a su vez Slavoj Zizek en una reflexión en la que hace alusión a las transformaciones que ha asumido el capitalismo que llama “cultural” para seguir sosteniéndose con un rostro “más humano” sin renunciar a sus fundamentos en torno a la explotación del trabajo y el medio ambiente a través, por ejemplo, de figuras como la caridad o la responsabilidad social o medioambiental de ciertas empresas que devastan una parte del mundo y explotan a grupos de personas pero prometen con sus ganancias ayudar a reparar otra parte del mundo y hacer donaciones a otras personas afectadas por el mismo sistema económico, que no se pone en riesgo con dichas prácticas.

Lo mismo me parece que puede aplicarse a las estrategias caricaturizadas de ciertas personas candidatas en la actualidad. Más allá de la payasización de la política en México, a pesar de que el profesional del ramo, Lagrimita, haya sido finalmente excluido de la contienda en Jalisco, hay una creciente trivialización del discurso y la propuesta de quienes se postulan a cargos de elección popular. Es destacable que el fenómeno se acentúa en integrantes del Partido Revolucionario Institucional, hoy en el gobierno en San Luis Potosí y en México, y dominante a lo largo de gran parte del siglo XX. La candidata del Partido Acción Nacional a la gubernatura en San Luis también ha recurrido a versión suya en historieta para difundir su campaña.

El problema es que se puede ser amable y asequible a un público poco lector, pero extender y diversificar sus estrategias de difusión no tendría que implicar el sacrificio sobre el contenido de planteamientos concretos de política pública. Y eso sí me parece grave.

Reducen el nivel del debate, van llenando de vacío sus argumentos (permítaseme el oxímoron como licencia poética), van trivializando el ejercicio de la política, porque en realidad no hay mucho más. Parece que les conviene ser una caricatura, una marioneta, un muñeco de trapo, porque es lo que hay. No hay, en los dichos y sentencias de las candidaturas potosinas, un contenido susceptible de ser debatido y analizado por la sociedad, su destinataria. Mejor una imagen simple, como estrategia de mercadeo para que sus votantes/consumidores les elijan como la marca más atractiva.

Extendiendo la referencia a Hegel, de Marx y de Zizek, podríamos decir que la política en San Luis no sólo sucede como farsa, sino como caricatura.

Twitter: @GuillerLuevano

Guillermo Luévano
Guillermo Luévano
Doctor en Ciencias Sociales, Profesor Investigador en la UASLP, SNI, columnista en La Jornada San Luis.