Cómo saber de los asuntos de periodistas
6 julio, 2015
En Ciudad Valles, nueva marcha masiva de maestros
6 julio, 2015

¿Purificación o depuración policiaca?

Carlos López Torres

A ara quienes creen que existe el demonio, este representante del mal habría invadido el otrora bien portado territorio potosino, poseyendo cuerpo y mente de una buena parte de los delincuentes quienes, organizados o no, han hecho de este San Luis un espacio pecaminoso alarmante, a ciencia y paciencia de las actuales autoridades.

En ese sentido, el vicario general del arzobispado, Benjamín Moreno Aguirre, solicita que las nuevas administraciones estatales y municipales deben enfocarse en generar “una verdadera purificación” de los cuerpos policiacos.

El comentario del vicario, hecho a partir de que dos elementos de la policía municipal presuntamente se aprovecharon sexualmente de una joven mujer que había solicitado su apoyo para ser trasladada a su domicilio, después de haberse visto envuelta en una gresca menor al salir de un antro, una vez más pone de relieve dos cuestiones: una que tiene que ver con el desinterés y la actitud omisa del gobernador y presidentes municipales salientes, y dos, que efectivamente las corporaciones encargadas de la seguridad no son garantía para “salvaguardar la integridad” de las personas, como afirma Moreno Aguirre en su alocución dominical.

Aunque el mismo prelado trata contradictoriamente de atenuar lo grave que representa tener una policía a punto de ser poseída por el mismísimo satanás, sino es que ya los tiene en su poder, asegurando que la supuesta violación denunciada por los familiares de la joven victimada “son casos aislados”, algo muy similar a la invariable explicación que dan los funcionarios cuando suceden hechos violentos delictuosos, lo cierto es que más allá de la simulación y las campañas publicitarias del gobierno, la existencia de la delincuencia organizada es un hecho desde hace años en la entidad, en parte por la actitud de los jefes policiacos corruptos y porque la cadena de mando llega hasta el gober y altos funcionarios, igualito a los casos Tlatlaya, Ayotzinapa, Apatzingán y los que no se olvidan Aguas Blancas y Acteal.

Por ello a Benjamín Moreno no le falta razón. Testigo de que la omisión prolongada ha logrado alcanzar a la misma cadena de la jerarquía eclesiástica, en algunos casos de abuso sexual sonados, remember el affaire Eduardo Bautista, o no tan publicitados pero reales, aboga por la “purificación” de las dependencias encargadas de la seguridad pública para que sus elementos, los que ya estarían en manos del chamuco, como el caso Urban, o a punto de caer en tentación, recapaciten y desistan de caer en el pecado.

Con más realismo, algunos recomiendan una verdadera cacería de brujas, antes de que el borrón y cuenta nueva se imponga como mensaje de la impunidad institucional, para efectos de iniciar una verdadera depuración de las instituciones, empezando por la devaluada de seguridad pública en todos los niveles a efecto de hacer punible la institucionalizada corrupción avalada por el tal Mefistófeles y puesta en práctica por los diablescos funcionarios. Dice el refrán que más sabe el diablo por viejo que por diablo.