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5 octubre, 2016
Jubilaciones imaginarias
5 octubre, 2016

Ni racha ni hechos aislados

Carlos López Torres

Ante el reclamo de ciudadanos y algunos sectores de la sociedad de Ciudad Valles, donde al decir de un clérigo “el diablo anda suelto”, el general sólo atinó a responderles: “es la racha”, no se preocupen, todo volverá a la calma.

Sin embargo, la esperada tranquilidad no ha llegado; no hay semana en que las ejecuciones, secuestros y asaltos no aumenten el sobresalto y la huida de empresarios que ante la inseguridad buscan otras ciudades que garanticen sus inversiones, sus vidas y las de sus familias.

Los últimos hallazgos macabros de individuos levantados, quienes luego aparecen con signos de tortura, mutilaciones y advertencias mediante inscripciones en cartulinas, son parte de la terrible violencia cotidiana a la que están sujetos los habitantes de Valles, Tanquián, San Vicente, Ébano y parte de la Huasteca sur.

En la zona Media, últimamente en el pequeño municipio de Ciudad del Maíz, uno de los grupos delincuenciales de los tres que ahí operan, no cesa sus amenazas contra algunos funcionarios del ayuntamiento a quienes asegura tiene ya enlistados, después de haber ejecutado a los de Protección Civil y Desarrollo Social, respectivamente, identificados con otro grupo, al decir de algunos pobladores, y después de haber despojado de su camioneta al presidente municipal en el sitio conocido como La Calzada.

En la capital y su zona conurbada, donde parecía que el gobierno abandonaría su desgastado argumento de que se trata “de hechos aislados”, al referirse a la incontrolable actuación de los grupos delincuenciales en pugna por la plaza, lo cierto es que se siguen manteniendo las inservibles estrategias de combate a la violencia, que ha entrado en una espiral de ejecuciones, secuestros, asaltos a mano armada, tiroteos, ataque a vehículos y establecimientos nocturnos o simples cervecerías.

La violencia y la inseguridad pareciera han llegado para quedarse, ante la incapacidad manifiesta de las autoridades de todos los niveles, más preocupadas en mantener, recuperar o conquistar mayores espacios de poder, a partir de una serie de batallas de aparente baja intensidad que pronto habrán de intensificase a propósito de los próximos tiempos electoreros.

Los últimos acontecimientos de los que ha dado cuenta la Procuraduría General del Estado no dejan lugar a dudas: “ya no se puede hablar de hechos aislados y no se puede descartar la operación de grupos del crimen organizado”, como recién reconociera el procurador Federico Garza Herrera.

El clamor popular va en aumento, aunque la resistencia al cambio en el combate a la delincuencia organizada pareciera no ser una prioridad de este gobierno más afecto a los reflectores, aunque la larga noche de la violencia y la inseguridad en la entidad se torne cada vez más sombría.