Cambio tras cambio
18 diciembre, 2015
Nuevo cambio de titularidad en la Setec para el nuevo sistema penal
18 diciembre, 2015

Se vuelven naturales las peores infamias

Ignacio Betancourt

Aquello de gobernar es asunto delicado, si el funcionario es un pillo y dócil la población los resultados son siempre de mucho padecer para aquellos millones que no viven del erario. Probablemente no todos los que acceden a puestos de decisión sean nefastos en sí mismos, pareciera más bien que entre el poder algún virus los contagia de inmediato. Y eso qué significa ¿que a quien se debe castigar es a los virus? De ninguna manera, pues todo contagio termina con el buen actuar, el mejor medicamento contra tales epidemias es la honestidad, pero por qué tanto escasea lo honesto en la mayor parte de la burocracia (la burrocracia, generalizan algunos) ¿siempre hay alguien arriba que obliga a lo depravado? ¿Mejor ser como todos que ser mal visto por los congéneres?

Los funcionarios (y funcionaritos y funcionaretes) que insisten en ser corruptos conocen las maneras de impedirlo, pero dado que el hábito sí hace al monje inevitablemente se van mal acostumbrando hasta volver naturales las peores infamias. Qué tanto es tantito dice el medroso, si todos lo hacen por qué yo no, piensa el que no quiere hacerse notar; en donde se toman decisiones siempre habrá razones para delinquir, el problema es por qué no se impide, quizá porque el temor es la manera infalible de permanecer, de ahí que delatar al delincuente (al amigo, a la amante, al compadre, al jefe) se considere traición y mejor no atraer sobre sí la mirada del corrupto mayor, dado que casi todos están cortados por la misma tijera mejor uniformarse, entonces se descubre que el verdadero uniforme es invisible. Y si a lo anterior sumamos la ignorancia, la desinformación más insigne, la inaccesiblidad a la causa y el efecto, tendremos el perfil ideal para todos y todas quienes aspiran a vivir del erario, robando como casi todos, lógicamente, mejor es confundirse con lo nefasto que arriesgarse a ser mal visto por los inmediatos cínicos superiores. Tales correspondencias pueden ser hasta declamadas: Si yo te encubro tú me encubres, si yo te tapo tú me tapas y así todos contentos y ganones. Solamente los pendejos no son corruptos, han llegado a decir algunos beneficiarios de tal condición. Con el actual gobierno mexicano se pudiera ilustrar lo antes dicho, pensemos en el mentado caso del apagón analógico, en donde con finalidades electorales se reparten millones de pantallas digitales sin haber pensado antes qué va a ocurrir con los millones de televisores analógicos desechados; a los funcionarios en turno no se les ocurrió pensar en los millares de toneladas de tal basura aparatosa y contaminante. En el caso concreto de San Luis Potosí doña Ivette Salazar Torres, titular de la Secretaría de Ecología y Gestión Ambiental (Segam) llegó incluso a proponer que los televisores desechados se utilicen como “piezas decorativas, sobre todo los televisores más antiguos” (si no fuera una tontería sería excelente muestra de humor negro) ¿cómo ven un televisor de mesa de centro con un florero encima y una toallita o la vieja tele convertida en banquito sobre el cual sentarse a mirar los programas de Televisa en la nueva pantalla digital? La estupidez de una decisión federal ha creado ahora un problema casi irresoluble: ¿en dónde amontonar las miles de toneladas de material contaminante? ya imagino los montones de televisores en las esquinas de las calles de México (milagrosamente, con la cara de Peña Nieto en todas las inútiles pantallas).

Otro proverbial ejemplo lo ilustra don Aurelio Nuño Mayer, alias Secretario de Educación Pública, imponiendo a punta de toletazos y gases lacrimógenos y miles de soldados y policías (ideal para un comic lleno de ¡Zoc! y ¡Pum! en letras grandes) una insultante e irracional “reforma educativa” sobre cientos de miles de profesores que poco a poco se van dando cuenta del gigantesco disparate impuesto por el gobierno federal sobre su magisterial destino, todo eso insoportable, entre otros factores, debido a una inocultable cortesía gubernamental hacia el empresariado mexicano (e inevitablemente trasnacional) y sus urgencias depredadoras; si tamaña generosidad se pensara como un remedio para los problemas educativos del país solamente los está agravando, ahora que cientos de miles de profesores se levantan contra la vulneración de sus más elementales derechos laborales y humanos van a ser un problema similar al de los televisores ¿dónde se van a colocar? ¿acaso podrán amontonarlos en las esquinas?

Para terminar por ahora esta ilustrativa letanía, concluiré citando las declaraciones del vocero del arzobispado de San Luis Potosí don Juan Jesús Priego Rivera, quien frente a los excesos festivos del llamado puente Guadalupe-reyes sólo pide a la población “que no se embriaguen en nombre de Dios”, y uno se pregunta: ¿por qué en nombre Dios no piensa dos veces antes de hablar? Generalmente la Iglesia y sus voceros se comportan como una especie de Chabelo, sí, como ese anciano que se disfrazaba de niño, ambos confunden tontería con infancia y niñez con ciudadanía. Piensa el vocero (eso de pensar es un decir) que lo inverosímil de su “inocentada” podría influir milagrosamente sobre las báquicas celebraciones de la concurrencia harta de gobernantes y perversiones de clérigos. ¿Por qué mejor no explica en dónde se oculta el cura pederasta prófugo?

Del poeta francés Francois Villon (1431-1463) va su poema Balada de los refranes: Tanto escarba la cabra, que acaba mal yaciendo;/ tanto va al agua el cántaro, que se acaba rompiendo;/ tanto se enciende el hierro, que acaba enrojeciendo;/ tanto se le golpea, que se termina hendiendo;/ tanto se aprecia al hombre como le están diciendo/ y, tan pronto se aleja,ya lo están maldiciendo;/ tan perverso se vuelve, que lo van despreciando;/ tanto se insiste en algo, que se acaba obteniendo.// De tanto y tanto hablar se acaba por mentir;/ tanto vale el buen nombre como el bien conseguir;/ de tanto prometer se llega a no cumplir;/ tanto se va por algo, que se logra adquirir;/ tanto es de desear cuanto de perseguir/ y tanto se codicia, que se acaba teniendo,/ y tanto más corriente, menos de requerir;/ tanto se insiste en algo, que se acaba obteniendo.// Tanto se quiere al perro, que obtendrá su comida;/ tanto suena canción, que acabará aprendida;/ tanto se guarda fruta, que acabará podrida;/ tanto se asedia plaza, que acabará rendida;/ tanto se tarda en algo, que la empresa es fallida;/ tanto se precipita, que se acaba perdiendo;/ tanto y tanto se abarca, que no hay cosa tenida;/ tanto se insiste en algo, que se acaba obteniendo.// Tanto se está de broma, que no ha lugar a risa;/ tanto y tanto se gasta, que ya no hay ni camisa;/ tanto se es generoso, que llega la requisa;/ tanto más vale un “toma”, que la mejor promesa;/ tanto se quiere a Dios, que se sigue a la iglesia;/ tanto y tanto se da,que se acaba pidiendo;/ tantas vueltas da el aire, que acaba en fresca brisa;/ tanto se insiste en algo, que se acaba obteniendo. (…)