Armando G. Tejeda

Desde la burbuja del Palacio de la Moncloa, el presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, auguró “más sacrificios” a la ciudadanía española en los próximos meses, en los que continuarán los “estados de alerta”, los confinamientos severos y el enclaustramiento obligatorio para intentar parar la derrama de muerte y dolor. España, que sólo representa un 0,6 por ciento de la población mundial ya suma más del 20 por ciento de los fallecidos por la pandemia del Covid-19. Es decir, 11 mil 744 personas, más de 800 más que hace sólo un día, además de que los contagios no paran de crecer, ayer más de siete mil hasta sumar 124 mil 736.

España no ve la luz al final del túnel. A pesar del supuesto optimismo de las autoridades sanitarias, de los mensajes de aliento de los responsables públicos y hasta del ímpetu del personal sanitario para mantener alta la moral y el ánimo, los datos y la realidad constatan la dureza de esta pandemia. Por sexto día consecutivo se sumaron más de 800 muertos al día y en los últimos diez días se han contagiado, al menos según las cuentas públicos, casi 70 mil personas.

Y lo que es peor es que la pandemia se va extendiendo por todo el país, arrasando por las grandes metrópolis del país, como Madrid y Barcelona, pero también por los pequeños pueblos olvidados de la zonas rurales, como las pequeñas localidades de Castilla La Mancha, donde lanzan a diario mensajes a auxilio para atender a los enfermos, pero también para poder darle sepultura a los muertos, que se van acumulando en fríos almacenes mortuorios.

En medio de este caos y drama, el presidente español volvió a lanzar un mensaje a la nación, como en los últimos tres sábados, desde su residencia oficial y con un discurso parecido a los anteriores. Si bien en esta ocasión además reconoció que vendrían “más días de sacrificios y sufrimiento” y que prevé no sólo prolongar quince días más el estado de alarma, es decir hasta el 26 de abril, sino que más allá de ese día habrá seguramente más medidas de excepción. “A finales de abril no habrá acabado todo. Vamos a tener sucesivos estados de alarma. Es un sacrificio enorme, pero es necesario para vencer al virus”, Sánchez, quien ha visto como en su propia casa se ha ido propagando el virus; primero con su esposa, Begoña Gómez, y después con su propia madre y su suegra. Además en su gobierno ya son al menos una vicepresidenta Carmen Calvo, y dos ministras infectadas. Además del máximo responsable en gestionar la crisis como el principal epidemiólogo del gobierno, el doctor Fernando Simón.

Sánchez además se comprometió a intentar recuperar la unidad política, cada día más fracturada por la propia gestión de la crisis, con la intención de hacer una llamada a mantener una misma línea de actuación con el resto de partidos políticos hasta que finalice la crisis. Al menos la primera parte más dramática y urgente.

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