Susana González G.
Ciudad de México. El acuerdo azucarero, con el que el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto aceptó bajar la cantidad y calidad del azúcar mexicana que se exporta a Estados Unidos, sin poner condición alguna a la importación de fructuosa de aquel país pese a que se comercializa a precios dumping, es un “preludio” de cómo se llevará a cabo la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), advirtieron los dirigentes de la empresa Sucroliq y de las organizaciones El Poder del Consumidor (EPC), la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras del Campo (ANEC) y El Barzón.
El sector agroalimentario mexicano indicaron, ha sido el gran perdedor en los 23 años que tiene el TLCAN y se debe evitar que sea utilizado o “sacrificado” nuevamente como “moneda de cambio” en la renegociación. Sobretodo porque el tratado no cumple con la libre competencia o libre comercio y el 45 por ciento de los alimentos que importa Mexico proviene de Estados Unidos, incluidos granos básicos como el maíz, pese a que están subsidiados y representan una competencia desleal y han perjudicado a 5 millones de pequeños productores mexicanos y atentado contra la soberanía nacional.
Las cifras “triunfalistas” que pregona el gobierno federal sobre el superávit en la balanza comercial agropecuaria ni siquiera abarca todo el sexenio de Peña Nieto y mucho menos las más de 2 decadas del TLCAN, indicó Víctor Suárez, director de ANEC.
El gobierno federal presume que por primera vez en 20 años se logró un superávit comercial en la balanza agropecuaria y el año pasado, por ejemplo, las exportaciones superaron por 3 mil millones de dólares a las importaciones, pero no toma en cuenta las semillas, fertilizantes, agroquímicos, combustibles, maquinaria para la agricultura y ni siquiera los alimentos y bebidas procesadas con lo que en realidad se registró un déficit por 28 millones de dólares, detalló.
Desde 2013 al primer semestre de 2017 el deficit acumulado es de 3 mil 871 millones de dólares. Si sólo se habla de maíz , México se ha convertido en el primer importador mundial de dicho grano básico porque compra 14 millones de toneladas por año, principalmente a Estados Unidos, que al igual que otros granos básicos están subsidiados.
La discusión sobre la renegociación ni siquiera se ha hecho pública y se ha marginado a muchos sectores porque en el llamado cuarto de al lado sólo participan representantes de organismos cúpula del sector privado, empresas y consultores que antes fueron funcionarios públicos que negociaron el TLCAN original, denunciaron Suárez y Alfonso Ramírez Cuéllar, dirigente de El Barzón. Ramírez Cuéllar, aclaró que es necesario renegociar el TLCAN y no se oponen al libre comercio, pero esto debe llevarse a cabo con una “competencia justa” y no es aceptable que el gobierno federal sólo tome en cuenta los intereses de las grandes corporaciones.
En esas condiciones la renegociación, dijo, debe suspenderse e hizo un llamado al Senado de la República para que lo haga y el proceso se retome bajo otras bases. La renegociación del TLCAN, dijo Suárez, debe ser “descarrilada” y postergarse hasta 2019 porque el actual gobierno ya va de salida y carece de fuerza y legitimidad para renegociarlo.
Acuerdo azucarero en la SCJN
Enrique Bojórquez, director de Sucroliq, denunció que el acuerdo azucarero fue firmado en 2014 por el entonces subsecretario de comercio exterior de la Secretaría de Economía (SE), Francisco de Rosenzweigt, sin que tuviera atribuciones legales para hacerlo, por lo que la empresa interpuso un amparo que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) debe resolver porque además se les impidió exportar azúcar líquida.
Sostuvo que los grandes beneficiarios del acuerdo azucarero son las refresqueras como Coca-Cola y PepsiCo que utilizan más de la mitad de las importaciones de fructuosa que hace México y ejemplificó que en Filipinas, un importante productor de azúcar, se llevó a cabo un boicot contra dichas empresas.
En el caso de México consideró que ni siquiera es culpa de Estados Unidos o los grandes corporativos que utilizan la fructuosa importada que se haya logrado un acuerdo azucarero en su beneficio, sino que es culpa del gobierno federal el que “no nos defendamos”.
Se dice que el azúcar fue la moneda de cambio para el TLCAN “pero ni siquiera llegamos a eso porque la moneda de csmbio se guarda hasta el final de una operación y aquí cedimos en todo porque a las importaciones de fructuosa no las tocamos ni con el pétalo de una rosa”.
Alejandro Calvillo, director de EPC, anunció que llevaran a cabo una campaña para que, en aras de promover la compra solidaria de productos mexicanos, se boicoten las importaciones.





