Dijo que durante la gestación, el aumento de peso se debe ubicar entre los 11 y 16 kilos en promedio. Cuando existe un gran riesgo de exceder estos parámetros es importante ponerse en manos de un nutriólogo para que junto con el médico tratante se mantenga un adecuado control de la alimentación, servicios que en el ISSSTE se ofrecen a los derechohabientes.
Si bien existen casos de desnutrición, anemia, falta de minerales y hasta pérdida de peso temporal en algunas personas, lo más frecuente es que en las áreas urbanas se tengan kilos de más por un consumo desmedido y descontrolado de los alimentos. “Es innegable que el aspecto emocional también interviene en esta etapa de las mujeres”, pero es indispensable cuidar lo que se come y tomar en cuenta que el calcio, hierro y ácido fólico deben ingerirse diariamente.
La dependencia señaló que lo ideal es que las mujeres planeen su embarazo para iniciarlo en las mejores condiciones posibles, con la supervisión del médico familiar y un estado nutricional adecuado, ya que esto facilitará el desarrollo del bebé, cubriendo sus necesidades de nutrientes sin que la madre se vea afectada.
Es frecuente que el desarrollo de bebé pase desapercibido para la mujer durante el primer trimestre, ya que en esta etapa el crecimiento del producto es mínimo, sus necesidades de nutrientes y energía son bajos y salvo algunas alteraciones en su conducta y hábitos la madre puede no notar el embarazo. Incluso en esta fase se puede registrar una baja de peso de la madre por vómitos y náuseas.
En el segundo trimestre se registra un aumento del apetito y es a partir de entonces cuando se debe tener una vigilancia muy cuidadosa de la alimentación, que en esencia debe ser semejante a la que se debe asumir en condiciones normales (incluidos hombres y mujeres), es decir, lograr una dieta balanceada, con presencia de alimentos de cada uno de los grupos en las cantidades recomendadas.