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Primer informe de Gallardo se fue quedando vacío

Jaime Nava

La sesión solemne de Cabildo que serviría para que el alcalde de la capital, Ricardo Gallardo Juárez, rindiera su primer informe de gobierno -o de resultados, como fue rebautizado por su equipo de comunicación social- tardó más en empezar que en desarrollarse. La sesión, programada a las 19 horas con quince minutos, comenzó seis minutos después de la media. Uno de los primeros en llegar fue Gallardo; antes de la hora señalada, uno a uno fueron incorporándose los regidores del ayuntamiento. Los perredistas y el petista Mauricio Rosales convirtieron el salón de presidentes en una sala de espera que también sirvió como un lugar donde retocar el maquillaje o revisar que todos portaran el uniforme: traje o vestido negro y corbata o mascada amarilla.

Los regidores aguardaban la llegada de Gallardo Juárez en el salón de Cabildo. Silencio y todos de pie, cuando su figura se apareció escoltada por el secretario general del ayuntamiento, Marco Antonio Aranda, quien rápidamente tomó asiento para dar lectura del orden del día de la sesión. El único asunto a tratar era la entrega del informe. Aranda le cedió la palabra a “don” Ricardo Gallardo Juárez para que leyera un documento que daba a conocer que el informe sería entregado. Sin apenas despegar la vista del papel, el alcalde de la capital se equivocó en, al menos, dos ocasiones en los casi dos minutos que duró su intervención.

El informe fue repartido entre los miembros del Cabildo por conducto de la regidora Ana María Palacios Rodríguez. No hubo más intervenciones, todos los regidores guardaron silencio. Una vez declarado el fin de la sesión, sólo los ediles perredistas aplaudieron y algunos dirigieron fúricas miradas a quienes no compartían su entusiasmo. Quizá a los regidores de “oposición” no les llegó el memorándum con el código de vestimenta o, tal vez, los que llegaron al ayuntamiento por medio de otros partidos decidieron protestar no portando prendas amarillas.

Finalizado el evento, Marco Antonio Aranda se encargó de extenderle una tardía invitación a los regidores para que acudieran al informe en la plaza y a una cena que se llevaría a cabo en el Palacio en la noche.

El Chiquilín vitorea a Gallardo

Al salir del Palacio Municipal, el funcionario soledense Rafael Aguilar Fuentes, conocido como El Chiquilín, esperaba a Gallardo Juárez junto a un grupo de treinta personas que comenzaron vitorearlo. Acto seguido el perredista Isaac Ramos propuso un nuevo grito: “¡San Luis, progresa, con Gallardo a la cabeza!” Que fue bien recibido y coreado durante el tiempo que tardaron en trasladarse del Palacio Municipal a la plaza de Fundadores, donde filas de sillas acomodadas bajo un toldo ya esperaban la llegada del hombre que ocupa la presidencia municipal.

Como si no estuviera dispuesto a esperar a Gallardo Juárez sentado bajo el techo temporal, el secretario general de Gobierno, Alejandro Leal Tobías, se hizo presente en la plaza después de escuchar que ya se coreaba el apellido del alcalde. Detrás de él, con unos minutos de diferencia, se dejó ver quien lleva meses promoviendo la gallardía en municipios de la Huasteca, es decir, Ricardo Gallardo Cardona. “Él se llama Ricardo, yo lo conozco de vista, mamá”, comentó un joven a su progenitora al tiempo que caminaban tras él sin ganas visibles de alcanzarlo.

La imagen proyectada en las pantallas del gobernador, Juan Manuel Carreras, abrazando a Gallardo Juárez, desató aplausos entre los asistentes. El sonido local anunció la presencia del gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, o la dirigente nacional del Partido de la Revolución Democrática, Alejandra Barrales, sin despertar ninguna reacción de los presentes, a diferencia de cuando se mencionó al alcalde de Soledad o a Gallardo Cardona.

El video entretuvo, el alcalde no

El evento comenzó con la proyección de un video que mantuvo a todos los presentes inmersos en las imágenes: fragmentos de eventos en colonias, inicio de obras, calles terminadas, niños, adultos mayores, cifras: “millones de pesos invertidos, miles de beneficiados”. Aplausos y más aplausos, ojos que parecían no pestañear por no querer perderse la filmación. De nuevo las manos emitieron sonidos y algunos potosinos lanzaron porras desde las últimas filas animados por El Chiquilín.

“¡Sí se pudo, sí se pudo!”, festejaron antes de que Gallardo Juárez diera inicio a la lectura de su discurso. El alcalde agradeció que algunos políticos ocuparan una silla. La gente se desbordaba cuando el papá agradece la asistencia de su Pollo.

Gallardo Juárez comenzó a hablar y la gente, su público, emprendió, inexplicablemente, la retirada. El video entretuvo, el alcalde no, y las personas se convirtieron en sillas vacías a medida que avanza el informe.

El alcalde leyó mal su discurso: hizo pausas donde no debería, continuó la lectura pero el mensaje se perdió, llegó a pedazos, incompleto, atropellado. Hubo momentos donde la ausencia de claridad entre lo que se leyó y lo que dijo generó silencios. La inconfundible voz de El Chiquilín intentó disimularlos con porras por momentos exitosas. Como si hubieran asistido únicamente a observar una pieza audiovisual, los gallardistas se siguieron haciendo menos.

“Eso les pasa por dar las tortas antes del informe”, bromeó una persona con su acompañante. “¡Seguiremos siendo populistas!”, sentenció el alcalde luego de explicar que se les critica por implementar programas sociales. Aseguró que las obras que han realizado durarán sin dar problemas 20 años, pero olvidó mencionar que la avenida Universidad presentó fallas apenas días después de haber sido inaugurada. Presumió el primer lugar en transparencia en el estado: “¿Querían rendición de cuentas?, ¡pues ahí está!”, dijo como si fuera un tema incómodo para él durante su primer año.

El alcalde no se olvidó de los medios. Las críticas las magnifican en el terreno mediático, manifestó, y continuó: “no saben cómo pararnos”. Habló sobre “calumnias” contra su persona y familia.

“¡Gallardo gobernador!” Coreó el disminuido grupo de asistentes. Irónica resultó la presencia del ex reportero de Pulso, Fernando Garduza, quien presuntamente filtró un audio para perjudicar al consejero electoral que inició un proceso contra diversas autoridades por el uso de la palabra gallardía, pero que ayer se encontraba en el área reservada para el equipo de comunicación social del ayuntamiento, con quienes intercambió palabras durante la noche.

Ante el reclamo de futurismo electoral, Gallardo Juárez pidió mesura. Algo así como un “tiempo al tiempo”, declaración formalista y de libreto para cualquier político profesional. Terminó el informe y la plana mayor del PRD, a excepción de Aureoles, cenaron en la Posada del Virrey; el resto acudió al festejo en Palacio Municipal con la calle lateral como estacionamiento para camionetas de lujo y sin placas. Se desconoce si en Palacio cenó Sandra Sánchez Ruiz.

JSL
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