David Brooks

Nueva York. El fiscal especial Robert Mueller presentó este lunes cargos contra el ex jefe de la campaña electoral de Donald Trump, su socio y, por separado, un asesor menor de la campaña, y con ello sacudió a Washington donde estalló otra tormenta de especulación sobre las implicaciones de esto para la Casa Blanca.

Al revelarse las primeras acusaciones de la investigación en torno a la influencia rusa en la elección presidencial a favor de Trump, como también posible obstrucción de justicia que ha puesto en jaque a esta presidencia durante sus nueve meses en el poder, toda la atención primero se enfocó sobre Paul Manafort quien fue jefe de la campaña de Trump durante varios meses en 2016 y su socio de negocios y también su segundo en la campaña Rick Gates, quienes fueron acusados de 12 cargos, desde lavado de dinero a conspiración (para cometer un delito), evasión de impuestos y declaraciones falsas.

Pero podría ser que la noticia más importante del día fue la de un sujeto secundario, George Papadopoulos, quien el mes pasado secretamente se había declarado culpable de mentir a la FBI sobre sus interacciones con personas vinculadas con el gobierno ruso, y que ha estado cooperando con el equipo de Mueller durante los últimos tres meses.

Manafort y Gates fueron obligados a presentarse en las oficinas de la FBI la mañana de este lunes y después ante un tribunal federal donde ambos se declararon no culpables de todos los cargos. Manafort tiene una fianza de 10 millones de dólares mientras que su socio una de 5 millones, y ambos están bajo arresto domiciliario por ahora. Ambos fueron obligados a entregar sus pasaportes mientras esperan su juicio.

Los cargos formulados en su contra no incluyen referencia a la campaña de Trump, ni colusión con los rusos para fines de esa campaña. Manafort es acusado de lavado de dinero de más de 18 millones de dólares, y de encubrir transferencias y presentar declaraciones falsas. Gates es acusado de transferir más de 3 millones en sus cuentas del extranjero sin reportarlas. Todo esto mientras trabajaban brindando asesoría y cabildeo al gobierno pro-ruso de Ucrania, entre otros clientes extranjeros.

Los 12 cargos son minuciosamente detallados en la acusación de 31 cuartillas del fiscal especial, incluyendo cuánto dinero Manafort trasladó para pagar para la renovación de casas de lujo en Nueva York y Florida, compra de autos de lujo como Mercedes Benz, y hasta los cientos de miles de dólares que pago a sus sastres. Los cargos por sólo lavado de dinero pueden llevar condenas potenciales de hasta 20 años de cárcel.

Al mismo tiempo, la oficina del fiscal especial informó este lunes que Papadopoulos fue detenido en julio después de ser acusado de mentir a la FBI sobre sus contactos con un profesor ruso vinculado con oficiales del Kremlin cuando era integrante de la campaña presidencial de Trump.

Papadopoulos había intentado programar reuniones entre representantes de Trump con oficiales del gobierno ruso. Además, tenía comunicación con un profesor ruso que le informó que el Kremlin contaba con información dañina contra Hillary Clinton, entre otras interacciones. Aunque fue un asesor de bajo nivel en la campaña, algunos creen que el equipo de Mueller sabe que él tiene información que podría servir para perseguir a otros integrantes de la campaña de mayor nivel.

Papadopoulos ha estado cooperando con los investigadores durante tres meses, reuniéndose “en numerosas ocasiones para otorgar información y responder a preguntas”, según los documentos oficiales. Algunos expertos legales consideran que esta podría ser la noticia más preocupante para el equipo de Trump que lo de su ex jefe de campaña.

Sin embargo, aunque Manafort aparentemente no está cooperando, por ahora, algunos observadores señalan que es práctica común entre fiscales de atacar a un integrante clave de la agrupación bajo investigación, y presionarlo hasta que acepte cooperar -o sea, “cantar” contra sus cómplices- a cambio de una reducción o anulación de castigos penales.

Vale recordar que Manafort es un operativo veterano en los circuitos del poder, y aportó sus talentos a varios presidentes y candidatos presidenciales republicanos desde los tiempos de Gerald Ford.

Trump responde

La Casa Blanca de Trump y su ocupante buscó distanciarse del ex jefe de su campaña y descartar la importancia de Papadopoulos. La primera reacción de la presidencia fue, para variar, por un par de tuits de Trump. “Perdón, pero esto es de hace años, antes de que Paul Manafort fue parte de la campaña Trump”, escribió (a pesar de que en las acusaciones se comenta que algunas de las actividades ilícitas continuaron hasta este año). Eso fue seguido por otro tuit: “También, NO HAY COLUSION”.

Poco después, Sarah Sanders, vocera de la Casa Blanca, reiteró esta línea ante reporteros, declarando que “el anuncio de hoy (sobre Manafort y Gates) no tiene nada que ver con el presidente, las campañas presidenciales o cualquier actividad de campaña”. Calificó a Papadopoulos como un “voluntario en un consejo de asesoramiento” de la campaña, aparentemente olvidando que Trump personalmente anunció su nombramiento a ese consejo.

Aunque es cierto que en los cargos contra Manafort y Gates no se menciona la posible colusión, lo anunciado sobre el tercer acusado está dirigido justo a establecer que hubo intentos de relaciones entre oficiales rusos y representantes de Trump.

Desde el viernes pasado, cuando se filtró que este lunes se presentarían los primeros cargos formales de la investigación, Trump libró una tormenta de tuits, y sus aliados repitieron su mensaje en entrevistas con los medios, acusando que la investigación de Mueller era parcial, reiterando que todo esto es una “cacería de brujas”, y acusando que los verdaderos culpables de relaciones sospechosas con los rusos eran Clinton y sus aliados. “Hay tanta culpabilidad por Demócratas/Clinton, y ahora los hechos se están dando. ¡Hagan algo!”, escribió el viernes.

Próximos pasos

Expertos legales y ex fiscales entrevistados por los medios intentaban interpretar lo ocurrido y sus implicaciones. “No podrían haber enviado un mensaje más claro si huberian rentado un anuncio electrónico en Times Square”, comento Patrick Cotter, ex fiscal federal y ahora abogado de defensa en Chicago en entrevista con el Washington Post. “Y el mensaje es no solo sobre Manafort, es un mensaje a los próximos cinco tipos con quien van hablar, y el mensaje es: ‘ahí vamos, y no estamos jugando….”

A la vez, consideraron otros, todo esto genera preocupación y hasta paranoia en la Casa Blanca sobre quien más está o no cooperando.

Por ahora todos esperan que Mueller presentará cargos contra más individuos en el futuro próximo, nutriendo aún más la especulación sobre quién, y qué tan cerca de la familia Trump llegará todo esto, y, obviamente, si llegará hasta el mismo presidente.

El Departamento de Justicia nombró a Mueller como fiscal especial en mayo para encabezar la investigación sobre la intromisión rusa en la elección estadunidense después de que Trump despidió al jefe de la FBI James Comey, incidente que ahora también forma parte de esta investigación.

Algunos ahora temen que si esta investigación procede de una manera demasiado peligrosa para la Casa Blanca que Trump podría decidir despedir a Mueller también, algo que podría invitar una crisis política grave en este país.

Por ahora, hay susto en varias esquinas de Washington en este Halloween.

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