El colectivo Río de Mujeres convocó a una acción conjunta para apoyar la demanda de María de Jesús Almendárez, quien sufrió abuso y acoso sexual hace cuatro años y pide volver a su lugar original de trabajo.
Aseguran que se encadenaron con Marichuy como símbolo de que las mujeres “estamos encadenadas a una dinámica social, particularmente las instituciones, que trata a las mujeres acosadas y violentadas como si fueran las infractoras, dejando al acosador sin castigo, sin sanciones”.
Estamos encadenadas a la impunidad, que es una de las principales causas de la reproducción de la violencia, señalaron.
Consideraron que el plan de prevención de la violencia contra la mujer, presentado ayer por gobierno del estado, está mal planteado y es incompleto, pues no parte de la búsqueda del combate a la impunidad.
En el caso de Marichuy, exigieron justicia, que se castigue al acosador y se proporcionen lo elementos de seguridad para que todas las mujeres puedan denunciar los abusos.
Integrantes del colectivo acudieron a solidarizarse con Marichuy cubiertos sus rostros con mascada, como símbolo de “la realidad que hay en esta ciudad y en este país: las mujeres que sufren acoso sin invisibilizadas”.
La empleada estatal María de Jesús Almendárez Prieto decidió encadenarse a un sillón de la Oficialía Mayor del estado, donde permanece desde el 16 de mayo en demanda de justicia.





