Imposible, para mí, la concentración en temas políticos en medio de la tragedia que vive el pueblo mexicano, aunque fueran  temas de interés primordial. Y es que la crueldad de los fenómenos de la naturaleza ha sido implacable, sobre todo con el pueblo humilde, con el que tenía las casas más frágiles y las pertenencias más vulnerables. Eso sí, este ensañamiento con los pobres de México ha sido muy cruel, pero como decía algún ilustre “malo…, pero aquí nos tocó nos vivir”, y esto  es inevitable, por añadidura.

Pero no sólo eso, y no únicamente por un afán de dulcificar o aminorar la dimensión de la tragedia, sino porque en medio del  dolor y el sufrimiento surge también una joya que ya conocíamos pero que ahora se confirma rotundamente: la solidaridad de que son capaces amplios sectores del pueblo de México, solidaridad de los jóvenes hacia otro jóvenes y hacia otros mexicanos, sin importar la edad o la condición social. Sí, el hecho de ponerse al servicio de otros compatriotas en caso de necesidad es altamente meritorio, muchas veces incluso heróico, ya que para su realización el mundo se desplaza del yo al nosotros, del individuo al yo colectivo, del horizonte de un individuo al horizonte de lo social como lo más importante, y quizá único que debe ocupar ahora las energías, los esfuerzos y la capacidad de acción, la atención de los individuos, de la gente, de las personas solidarias o que se solidarizan. Gran vocación que no puede ni debe olvidarse, y menos en momentos como éste, de desgracia y dolor, de sufrimiento. No puede abandonarse la solidaridad, porque resulta para el conjunto uno de los pocos rasgos de humanidad y grandeza que todavía florecen entre nosotros, la reivindicación del uno y de todos… La voluntad sin pretextos de vivir y revivir.

Tal ha sido el corazón de la anónima  batalla librada hasta ahora, principio de muchas batallas difíciles que todavía han de librarse y de las cuales hemos de salir victoriosos. Sin ocultar que en el brillo del conjunto, a medida que pasan las horas, aparecen también los casi inevitables nubarrones que habitualmente se presentan también en casos como éste: y en primer término el afán de lucro y la inevitable ambición por la fama y el dinero. En este  sentido lo sobresaliente ha sido, como todo el mundo sabe, el reality showorganizado por una de las cadenas más importantes de TV que resultó una pantomima siniestra puesta en las pantallas por los dirigentes del propio canal, transmitiendo un fraude mediático de grandes dimensiones, en cuyas redes estuvieron atrapados durante cerca de 48 horas espectadores de todos los sectores, televidentes normales pero también, y es uno de los puntos más graves del engaño, oficiales de los distintos cuerpos que seguramente distrajeron recursos y tiempo para resolver el acertijo de la niña Fryda Sofia que, como decíamos, a ls postre resultó una gran mentira y un fraude. Se explica perfectamente la indignación generalizada en las redes sociales y en los medios informativos, ya que el construido show distrajo recursos, inclusive médicos y medicinas y desde luego atención nacional, a un objetivo falso, en vez de orientarse a sus objetivos debidos y verdaderos El asunto requiere una investigación minuciosa -y los castigos correspondientes- por el fraude mediático que implicó, en el cual estuvo también involucrado el propio Presidente de la República, quien esperaba también que fuera rescatada de los escombros una niña inexistente.

Claroscuros pues en estos días aciagos y de sufrimiento capitalino. Hechos y actos que se mezclan y refuerzan unos a otros y pero que otras veces francamente se contradicen, por eso que sostenemos la importancia de precisar e investigar los hechos ocurridos, también para asignar adecuadamente méritos y responsabilidades, sin perder de vista en ningún momento el carácter excepcional y el reconocimiento que merece el estallido de solidaridad extraordinario que otra vez se produjo en la Ciudad de México.

Por lo demás, vale la pena señalar un hecho surgido entre multitud de otros y que no carece de interés. Los partidos políticos en su totalidad, según anunció el Presidente del IFE, habrían acordado ceder un porcentaje de su ingreso mensual destinándolo a los damnificados. Los mismos partidos políticos deberán precisar ese porcentaje, y tal vez ciertas modalidades de la entrega de esos recursos a las zonas afectadas, con el objeto de que lleguen limpiamente a los afectados, es decir, en plena transparencia. Vale también la pena subrayar que esta “concesión” de los partidos se hizo como resultado de una buena dosis de presión de diferentes organismos de la sociedad civil, y después de que Andrés Manuel Lopez Obrador cediera por entero la cantidad que le corresponde para las elecciones al partido Morena.

También se subraya que el ejemplo solidario de los mexicanos fue seguido por la reacción de grupos de varios otros países, que han enviado recursos sobre todo de carácter humano a la lucha por la vida que se ha planteado en las calles de la ciudad de México. Hombres y mujeres de otros países que, al lado de nuestros compatriotas, luchan en los escombros por mantener con vida a quien tal vez sólo conserva un último suspiro y un aliento postrero. Hombres y mujeres valientes y disciplinados que inevitablemente han dado lugar a muy dudosas reclamaciones, ya que en esta lucha por la vida también se requiere estricta disciplina, adiestramiento y aplicación de las últimas tecnologías que tal vez nos llegan ahora de fuera. Reclamaciones y quejas en algún sentido injustificadas pero que en nada desmerecen el hecho heróico de los compatriotas.

Días pues aciagos pero también luminosos. Días que han hecho decir a muchos que la patria está ya en manos de los jóvenes y que los de otra edad, de otra generación, debemos ya ponerla en sus manos… No lo sé, porque en todo esto debe estar también presente el espíritu crítico y la experiencia de quienes ya peinan canas, y su aportación a un nuevo México es y puede ser también invaluable.

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