David Brooks, corresponsal
Nueva York. Cállense la boca, aconsejó a los medios masivos Stephen Bannon, el asesor en jefe de la Casa Blanca y estratega clave del presidente Donald Trump, al considerar que “tienen cero integridad”, en el ataque más explícito a la prensa de este nuevo gobierno, el cual este jueves ordenó una investigación sobre fraude electoral que, en parte acusa a los medios de ocultar, en una elección que ganó.
Con ello continúa la guerra contra los medios impulsada desde un inicio de su campaña por Trump -quien en actos casi siempre hacía que su público volteara y gritara consignas contra “los medios corruptos” y “engañosos”.
Como presidente ha continuado su relación hostil con los principales medios, y sólo este fin de semana se refirió a “una guerra” con los medios y calificando a los periodistas como “entre la gente más deshonesta en el mundo”.
Bannon, en entrevista con el New York Times, declaró: “los medios aquí son el partido de oposición. No entienden a este país. Aun no entienden por qué Donald Trump es el presidente de Estados Unidos”. Indicó que los medios “deberían de estar avergonzados y humillados y deberían de mantener su boca cerrada y escuchar un poco”.
Acusó que muchos de los reporteros de los principales medios en la campaña eran simpatizantes de Hillary Clinton, y que “por eso ustedes no tienen poder… fueron humillados”.
Aseguró que “los medios tienen cero integridad, cero inteligencia, y no trabajan duro”. Agregó que “ustedes son el partido de oposición. No es el Partido Demócrata. Ustedes son el partido de oposición, Los medios son el partido de oposición”. Subrayó que se refería a los medios “elite”.
Mientras tanto, el presidente ofreció un discurso a legisladores republicanos que celebraron un retiro en Filadelfia, donde continua la danza entre una cúpula republicana que busca aprovechar las oportunidades políticas de tener el control del Congreso y la Casa Blanca por primera vez en 10 años, pero donde hay una falta, posiblemente grave, de sintonía entre ellos y su nuevo jefe máximo.
“Este Congreso será el Congreso más ocupado que hemos tenido en décadas, tal vez jamás”, afirmó al llamarlos a la acción legislativa “Es nuestra oportunidad para lograr gran cambio”, dijo.
Pero el llamado a unidad está lleno de grietas y diferencias, sobre todo en torno al gasto federal, pero también sobre el libre comercio, el uso de la tortura y hasta el muro fronterizo.
Pero por ahora, están complacidos con esfuerzos antimigrantes, ampliar las fuerzas armadas, la reducción de impuestos y regulaciones ambientales, y más. Nadie sabe qué tanto durará esta luna de miel llena de sospecha, incertidumbre e incomodidad. Eso sí, Trump no abrió la sesión a preguntas de los legisladores, tal como había estado programado.
A la vez, la mañana de este jueves renunció o fue cesado (no se sabe) todo el equipo de administración de mayor rango en el Departamento de Estado, en lo que algunos interpretaron como decisión colectiva de rehusar trabajar con el gobierno de Trump.
El subsecretario de Estado para Administración Patrick Kennedy, la secretaria asistente de Estado para Administración Joyce Anne Barr, la secretaria asistente de Asuntos Consulares Michelle Bond y el embajador Gentry Smith, director de la oficina de misiones en el extranjero, todos los cuales han trabajado bajo gobiernos republicanos y demócratas como diplomáticos de carrera, se sumaron a otros altos funcionarios del gobierno que han decidido renunciar (aunque ninguno ha dicho que fue motivado por la llegada de Trump).
En dos otras dependencias federales, la Agencia de Protección Ambiental y el Departamento e Salud, seguramente hay un poco de conflicto y no sorprenderán renuncias al informarse que están bajo censura por el nuevo gobierno.
Al llegar Trump a la Casa Blanca, se emitieron ordenes para que la agencia encargada de investigaciones y normas federales sobre el medio ambiente dejara de emitir información sobre asuntos relacionados con el cambio climático y otros temas, mientras que a la de Salud se le ordenó no compartir información por ahora con el Congreso.
Mientras tanto, el simbólico Reloj del Fin del Mundo (Doomsday Clock) mantenido por la comunidad científica del Bulletin of Atomic Scienists, ajustó las manos unos 30 segundos para quedar a dos minutos y 30 segundos más cerca a la medianoche, el fin del mundo -lo más cerca a eso que ha estado desde 1953 cuando Estados Unidos probó la primera bomba termonuclear.
Al afirmar que a lo largo del 2016 la comunidad internacional había fracasado en abordar de manera efectiva las dos amenazas existenciales, las armas nucleares y el cambio climático, la organización señaló que ahora con la elección de Trump “ahora hay un presidente que ha prometido impedir progreso en ambos estos frentes”.
Más aún, escribieron dos de sus integrantes en el New York Times que “nunca antes el Bulletin ha decidido avanzar el reloj en gran medida por las declaraciones de una sola persona. Pero cuando esa persona es el nuevo presidente de Estados Unidos, sus palabras cuentan”.





