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Acude el rey de Tailandia a provincia donde se perpetró la masacre

El rey Maha Vajiralongkorn de Tailandia, y su esposa, la reina Suthida, visitan el hospital Nongbua Lamphu para reunirse con los familiares de las víctimas del ataque a la guardería en la ciudad rural de Uthai Sawan. Foto Ap

Afp

El rey de Tailandia Maha Vajiralongkorn llegó el viernes a la provincia de Nong Bua Lamphu, en el norte del país, en una visita excepcional para acompañar a las familias que perdieron a sus seres queridos en la masacre que dejó 36 muertos, principalmente niños de una guardería.

La visita del rey, conocido como Rama X y cuya figura es sagrada en el país asiático, constituye una de las escasas interacciones directas del monarca con sus ciudadanos.

El soberano, de 70 años, llegó hacia las 21H20 locales (15H20 GMT) a un hospital de la localidad rural donde están internados los heridos de uno de los peores asesinatos masivos en la historia del país, según un periodista de la AFP en el lugar.

“Nunca antes hubo un incidente como este. La razón por la que el rey nos visita es para levantar la moral del pueblo tailandés”, dijo Yonnapha Sriphanthabutr, de 58 años, una de las 50 personas que lo esperaban.

En la tarde, el primer ministro Prayut Chan-O-Cha colocó un ramo de flores blancas frente a la puerta de entrada de la guardería.

Antes de la llegada del rey, las familias lloraban a sus desaparecidos cerca del pequeño edificio. Una madre desconsolada se agarró a la manta de su hijo muerto, y sujetaba en la mano un biberón de leche todavía medio lleno.

“Es incomprensible”, dijo Panita Prawanna, de 19 años, que perdió a su hijo Kamram, de dos, la víspera.

También murieron los dos nietos de tres años de Buarai Tanontong. “No pude dormir. No pensaba que serían mis nietos”, dijo la mujer.

Masacre

Durante la noche, los ataúdes con los cadáveres de las víctimas llegaron al tanatorio de Udon Thani, la ciudad más cercana en esta zona rural.

Armado con una pistola de 9 mm y un cuchillo, el atacante de 34 años, Panya Khamrab, abrió fuego el jueves en esta guardería de la provincia nororiental de Nong Bua Lam Phu alrededor de las 12H30 locales (05H30 GMT).

Después huyó en coche, atropelló a varios peatones y terminó matando en su casa a su mujer y su hijo antes de suicidarse sobre las 15H00, indicó la policía.

Panya Khamrab mató a 36 personas, entre ellas 24 menores -21 niños y 3 niñas- según el nuevo recuento del ministerio de Salud, la policía y las autoridades provinciales, inferior al anunciado por la policía nacional el jueves (37).

Drogadicto

Las banderas de los edificios oficiales ondeaban a media asta el viernes en señal de duelo.

Nanthicha Punchum, directora interina de la guardería, describió las horribles escenas después de que el atacante irrumpiera en el centro.

“Había algunos trabajadores comiendo fuera de la guardería y el atacante estacionó su coche y mató a tiros a cuatro”, dijo a la AFP.

“Derribó la puerta de entrada con el pie, entró y empezó a cortar las cabezas de los niños con un cuchillo”, prosiguió.

El jefe de la policía nacional, Damrongsak Kittiprapat, dijo a los reporteros que el antiguo sargento fue suspendido en enero y expulsado del cuerpo en junio por consumo de drogas.

El atacante, que usó un arma comprada legalmente y vivía cerca de la guardería, tenía una cita judicial este viernes por su “problema de drogas”, explicó.

Pero las muestras de sangre no revelaron la presencia de sustancias ilícitas en el cuerpo del tirador, precisó.

Paweena Purichan, una testigo de 31 años, explicó a la AFP que el hombre era conocido en la zona como un drogadicto. Según relató, se encontró a Panya conduciendo erráticamente mientras huía del lugar.

“Intentó atropellar a otras personas en el camino. Chocó contra una moto y dos personas resultaron heridas. Yo me apresuré a alejarme”, dijo la mujer que acudía a trabajar en su tienda.

“Había sangre por todas partes”, añadió.

El primer ministro Prayut ordenó una rápida investigación sobre el ataque.

Tailandia es uno de los países en el mundo con mayor número de armas en circulación, pero las matanzas de este tipo son poco habituales.

El último caso ocurrió hace tres años cuando un oficial del ejército mató a disparos a 29 personas en un centro comercial del interior del país durante 17 horas de matanza hasta que la policía lo abatió.