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Milicia y Justicia / Fracaso de una estrategia y montajes espectaculares

Cuatro militares murieron en una agresión en la población de Palmarito Tochapan, Puebla, por parte de ‘ordeñadores’ de gasoductos de combustible. Foto Afp / José Castañares

Jesús Aranda

Los bloqueos y enfrentamientos que se han agudizado en las últimas semanas en diferentes municipios de Tamaulipas, así como la violencia desatada contra elementos del Ejército por parte de los delincuentes dedicados a la ordeña de ductos de gasolina en el estado de Puebla, son dos caras del fracaso de la estrategia del gobierno federal en su combate al crimen organizado.

Lejos de reconocer el fracaso de su política anticrimen, el gobierno en turno, al igual que como lo hizo en su momento el panista Felipe Calderón, optó por culpar a los gobiernos locales y municipales de no hacer la tarea.

Además, los estrategas de Los Pinos optaron por impulsar acciones “espectaculares” como la captura del presunto sucesor de Joaquín El Chapo Guzmán, identificado como Dámaso López, El Licenciado, en condiciones y circunstancias que generan más dudas que certezas.

Las filtraciones hechas por el gobierno federal ¿PGR, CISEN, Secretaría de la Defensa Nacional o Secretaría de Gobernación?, días antes de la captura de Dámaso López, como el video en el que un supuesto hacker captó la imagen de éste, que se supone era uno de los hombres más buscados en el país. Pareciera más bien un montaje televisivo que una labor de “inteligencia” y seguimiento de las fuerzas federales.

¿Cómo es posible que después de que todo México se enteró de que Dámaso López se movía libremente en la Ciudad de México, el supuesto sucesor de El Chapo Guzmán permaneciera agazapado en su departamento de lujo a unos cuantos kilómetros de las instalaciones de la Defensa Nacional?

¿La filtración días antes de la espectacular captura fue para que la sociedad quedara convencida que el detenido era realmente quien se supone que es?

¿Cómo entender este show, cuando el 18 de noviembre pasado se informó que Dámaso López había sido ejecutado, cuando fue interceptado al circular por las calles de la ciudad de Durango?

¿A quién creerle, en qué autoridad podemos confiar?

Por otra parte, la agresión sufrida por militares en la población de Palmarito Tochapan, Puebla, por parte de ordeñadores de gasoductos de combustible -en la que murieron cuatro soldados- y el posterior cierre y bloqueo de la carreta México-Veracruz por parte de los pobladores del lugar para exigir la salida del Ejército de la citada población, evidencia la falta de garantías de los soldados para cumplir labores de seguridad pública que no le corresponden, pero también la impunidad con la que los grupos criminales actúan al amparo de la indolencia de las autoridades estatales y municipales.

Ayer en entrevista radiofónica, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong reconoció que soldados y marinos realizan labores de seguridad sin contar con un marco legal que los proteja, y que pese a ello, continuarán apoyando a los estados del país que requieran de su auxilio para enfrentar la delincuencia.

La cobija se hace cada vez más pequeña, de continuar así, todos los soldados y marinos serán insuficientes para suplir la deficiente labor de las autoridades civiles de todos los niveles. ¿Y luego?

Maltrato a la fuente informativa de la Sedena

El pasado 2 de mayo, los reporteros que cubren las actividades de la Sedena fueron citados muy temprano para ser trasladados a la ciudad de Cuautla, Morelos, para acudir a la Ceremonia del 205 aniversario del sitio de Cuautla, al que asistiría el general secretario.

Como es costumbre, al término del evento, los reporteros de la fuente fueron cercados por el personal de comunicación social de la Sedena para evitar que entrevistaran al general Salvador Cienfuegos. Tal y como ha sucedido desde el inicio del sexenio, los reporteros vieron de lejos al divisionario.

Sin embargo, cuál no sería su sorpresa cuando al venir en camino de regreso a la Ciudad de México, se enteraron que Cienfuegos había declarado que confiaba que con la captura de Dámaso López disminuya la violencia en Sinaloa.

Resulta que las palabras del divisionario fueron recogidas por los periodistas locales, quienes sí pudieron acercarse al funcionario, porque no había personal de comunicación social de la Sedena que se los impidiera.

Los reporteros de la fuente pasaron de la sorpresa a la indignación. “¿Y para esto nos invitan? En la redacción me van a regañar porque me mandan de enviado y resulta que no traigo la nota”.

Pareciera un problema menor, pero si a estos desatinos le agregamos el veto a medios y periodistas incómodos -como es el hecho de no enviar a las redacciones las invitaciones de eventos o los boletines de prensa-, resulta que algo está fallando en el área de comunicación social.

@jaranda24