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Países firman en la ONU acuerdo para proteger altamar

Se prevé que unos 70 países firmen en la sede de la ONU el tratado para la protección de altamar. Foto: Afp

Afp

Decenas de países empezaron a firmar este miércoles el histórico tratado para la protección de la altamar que busca salvar ecosistemas marinos vitales para el planeta, con la esperanza de que entre en vigor en 2025.

“Es un momento increíble estar aquí y ver tanta cooperación multilateral y tanta esperanza y tanta determinación para cambiar la forma en que vemos el océano, de un gran vertedero y un lugar donde podemos llevarnos cosas, a un lugar que cuidamos, que administramos, que respetamos”, dijo a la AFP la actriz estadunidense Sigourney Weaver, durante la ceremonia que reunió a los primeros países firmantes.

Para el viceprimer ministro de Bélgica, Vincent Van Quickenborne, “está claro que el océano necesita protección urgente. Y si no lo hacemos, se acabó el juego”.

Unión Europea, Chile, Costa Rica, Micronesia, Noruega, Fiyi , Estados Unidos… Unos 70 países deben firmar a lo largo del día el tratado en la sede de la ONU.

“Es el inicio de un nuevo capítulo en el que la comunidad internacional debe adoptar acciones audaces”, dijo a la AFP Nichola Clark, de la ONG Pew Charitable Trusts.

Tras arduas negociaciones en marzo, el texto fue adoptado formalmente por consenso el 19 de junio, pese a que Rusia se “distanció” del tratado.

La altamar empieza donde acaban las zonas económicas exclusivas (ZEE) de los estados, un máximo de 200 millas náuticas (370 kilómetros) de las costas y que no pertenecen a ningún estado.

Aunque representa casi la mitad del planeta y más del 60 por ciento de los océanos, durante mucho tiempo ha sido ignorada en la batalla medioambiental, a diferencia de las zonas costeras y algunas especies emblemáticas.

La herramienta estrella del nuevo tratado es la creación de zonas marinas protegidas en estas aguas internacionales.

En la actualidad, sólo alrededor del 1 por ciento de la altamar está protegido por medidas de conservación, pero en diciembre en Montreal, en la COP15 sobre biodiversidad, todas las naciones del mundo se comprometieron a proteger el 30 por ciento de la tierra y los océanos del planeta para 2030.

Para lograrlo, el nuevo tratado es crucial, pero todo dependerá de la fecha de su entrada en vigor que ocurrirá 120 días después de la sexagésima ratificación, que depende de los procedimientos de cada país.

“Carrera a las ratificaciones”

“La carrera por las ratificaciones está en marcha y pedimos a los países que sean ambiciosos, que ratifiquen el tratado para garantizar que entre en vigor en 2025”, con motivo de la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos que se celebrará en Francia, declaró Mads Christensen, responsable en funciones de Greenpeace Internacional.

“Tenemos menos de siete años para proteger el 30 por ciento de los océanos, así que no hay tiempo que perder”, advirtió.

Aunque se logre el umbral de 60 ratificaciones, esta cifra está aún muy lejos de la universalidad que esperan los defensores de unos océanos carentes de fronteras.

La ciencia ha demostrado la importancia de proteger todo el océano, rebosante de biodiversidad a menudo microscópica, que proporciona la mitad del oxígeno que respiramos y limita el calentamiento global al absorber gran parte del CO2 emitido por las actividades humanas.

“Lo hemos fastidiado (…) este nuevo tratado que hemos celebrado hoy tiene el potencial de ayudar a cambiar esta situación, dijo Jane Fonda. “¡Ni siquiera los perros hacen su caca en su propia perrera!”, ilustró.

El nuevo tratado sobre “conservación y uso sostenible de la diversidad biológica marina fuera de las zonas de jurisdicción nacional” también introduce la obligación de realizar evaluaciones de impacto ambiental de las actividades previstas en alta mar.

El texto no enumera estas actividades, que podrían ir desde la pesca hasta la explotación minera de los fondos marinos, el transporte marítimo o las potencialmente controvertidas actividades de geoingeniería vinculadas a la lucha contra el calentamiento global.

El tratado también establece el principio de reparto de los beneficios de los recursos genéticos marinos recogidos en alta mar, que cristalizó las tensiones hasta el último minuto de las negociaciones.