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José Antonio Román
Aunque el sismo del 19 de septiembre –de magnitud 7.1– liberó 32 veces menos energía que el ocurrido en 1985 –de 8.1–, se sintió mucho más fuerte en la capital del país debido a la cercanía del epicentro y a que el terreno donde se asienta, con fondo lacustre, amplifica enormemente las ondas sísmicas.
Xjoli Pérez Campos, jefa del Servicio Sismológico Nacional (SSN), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dijo que el terremoto de hace 10 días –con epicentro en los límites de los estados de Morelos y Puebla– también tuvo una magnitud considerable.
En el sismo del 19 de septiembre se conjugaron diversos factores para causar enorme daño a la Ciudad de México: la magnitud, la cercanía del epicentro y lo que se llama efecto de sitio, vinculado all terreno donde se asienta la capital del país, edificada en lo que era un antiguo lago con una capa de sedimentos muy importante.
En su conferencia Observando las contorsiones de la placa de Cocos, impartida a estudiantes y comunidad de la Facultad de Ciencias, la especialista explicó que los sismos ocurridos el 7 y el 19 de septiembre pasados no tienen relación entre sí, pues se trata de eventos independientes. “Fue casualidad que ocurrieran este mes, y otra megacasualidad que uno también ocurriera el 19 de septiembre”, dijo en referencia al ocurrido la misma fecha hace 32 años.
Investigadores del Instituto de Geofísica han explicado los efectos que tiene un sismo en la Ciudad de México, por las características del suelo. Por ejemplo, han señalado que la amplitud de las ondas sísmicas con periodos cercanos de dos segundos en zona de lago o zona blanda –donde se ubican las colonias Roma, Condesa, Centro y Doctores– puede llegar a ser 50 veces mayor que en un sitio de suelo firme.
En su conferencia, la doctora Xjoli Pérez Campos estimó que en términos generales hoy no tiembla más que antes, pero sí reconoció que de manera particular, en lo que va del presente año, se tienen registrados 15 mil 547 sismos de diversas magnitudes, cifra casi igual a la contabilizada el año pasado, cuando hubo 15 mil 560. En promedio, dijo, se reportan 40 sismos al día. Ocurren todo el tiempo, dijo.
En el auditorio Alberto Barajas Celis, lleno en sus dos pisos, la jefe del SSN explicó que este último sismo ocurrió dentro de la placa de Cocos, por debajo del continente, a una profundidad de 57 kilómetros, y que si bien este tipo de movimientos no es el más común en México, comparados con los que ocurren en las costas del Pacífico, tampoco es algo extraordinario.
