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Quito. El pasado 19 de febrero, cuando Ecuador celebró la primera vuelta de sus elecciones presidenciales, todos los locales para depositar el voto se llenaron de los coloridos vestidos y ponchos de la población indígena.
El sector, compuesto por las comunidades quechuas andinas y de la Amazonía, por los afroecuatorianos y por los montubios de la Costa, representa un 12 por ciento de los 12.8 millones de electores. Y ahora, su voto será uno de los determinantes en la segunda vuelta, el 2 de abril, entre el oficialista Lenín Moreno y el opositor Guillermo Lasso.
El presidente de la poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), Jorge Herrera, dijo que su voto “será en contra de la prepotencia, la dictadura, la corrupción, la persecución”, características con las que identifican al actual mandatario ecuatoriano, Rafael Correa.
Aunque consideran que los dos candidatos, Lasso y Moreno, representan a la derecha, pesará en su decisión final “la persecución a los dirigentes indígenas y el uso del extractivismo como alternativa económica”, añadió. “El 2 de abril se verá el resultado en las urnas”, sostuvo.
El sector indígena de este país andino continúa siendo la franja poblacional más pobre a pesar de las políticas del Sumak Causay (Buen Vivir) que anunció el gobierno como línea de acción para intentar mejorar su bienestar. Si bien la lógica política consideraría un contrasentido que se inclinaran por un conservador y banquero como es Guillermo Lasso, el nivel de decepción puede ser clave.
Para los indígenas, “que siempre han creído ser la auténtica izquierda, Correa fue el enemigo principal y Moreno el continuista a rechazar. En su dogmatismo, interpretan las elecciones como simple confrontación entre distintas derechas”, comenta el historiador Juan Paz y Miño.
Así, en la primera vuelta electoral, los indígenas se aglutinaron como Conaie y como su brazo político el partido Pachakutik, con el candidato socialdemócrata y ex militar Paco Moncayo, quien obtuvo el cuarto lugar con el 6.71 por ciento de los votos. Moncayo se mantuvo como crítico y opositor al gobierno de Correa.
Esta actuación política de los indígenas organizados recibió críticas de diversos estamentos nacionales, especialmente en lo que fue el pronunciamiento de sus dirigentes. “Lo vergonzoso es que se trata de la posición de unas dirigencias indígenas, que solo puede escandalizar a la historia de América Latina”, aseguró Paz y Miño.
Otros grupos minoritarios indígenas se reunieron alrededor del Gobierno, como son las confederaciones Conaice de la Costa y Confenaie de la Sierra, que apoyarán al candidato del oficialismo.
El presidente Correa destacaba recientemente, ante una marcha de protesta que se organizó en Ecuador, que “no tiene sentido que esos supuestos dirigentes indígenas marchen contra el gobierno que más ha hecho por los indígenas”. Según reivindicó, su Administración ha sido la que más ha trabajado por reducir la pobreza “y lo ha hecho precisamente en sectores indígenas”.
La coyuntura electoral pone nuevamente en el tapete de los cálculos numéricos la presencia indígena ecuatoriana, desde cuya perspectiva no solo se decidirá por dos opciones presidenciales, sino “por la presencia futura del indígena en el quehacer país y por la reivindicación de sus planteamientos”, de acuerdo a la Conaie.





