Warriors aplastan a Cavs en primer juego de final de la NBA
1 junio, 2017
Fábulas
2 junio, 2017

Elías Manzo Hernández: el joven y talentoso pianista que quería ser luchador

Jaime Nava

Nació en Zacatecas, tiene 13 años y es uno de los pianistas más reconocidos en el país. El talento lo heredó y aprendió de su padre, también pianista, Antonio Manzo D´Nes, quien es maestro en la Unidad Académica de Artes de la Universidad Autónoma de Zacatecas y su profesor particular, desde hace cuatro años, cuando Elías apenas tenía nueve años y decidió, el día de su cumpleaños, que quería aprender a tocar.

JN: Sabemos que tu papá es al mismo tiempo quien te da lecciones de piano, ¿cómo han hecho para separar la relación padre-hijo y alumno-maestro?

EM: Bueno hemos escuchado varias historias de padres e hijos que lo intentan y dicen que es bastante complicado, que para ellos no sirve esa relación, pero para nosotros es muy sencillo, no ha habido ninguna complicación. Cuando me siento en el piano sé que voy a tocar y no me debo distraer y cuando es mi papá pues es mi papá y ya.

JN: ¿Hay diferencia en la relación de tu papá como maestro tuyo y con sus otros alumnos?

EM: Yo supongo que nos da el mismo trato, en horas de estudio es muy diferente porque los alumnos van con mi papá una hora y yo a veces estudio seis horas. Pienso que es la única diferencia.

JN: ¿Por qué elegiste el piano y no otro instrumento?

EM: Desde que tengo memoria quise tocar piano, no recuerdo algún tiempo de mi vida en el que no estuviera escuchando música. Mi mamá trabaja con la Orquesta Filarmónica de Zacatecas y mi papá es pianista. Al ver a mi papá en el escenario yo tenía la curiosidad de saber qué se sentía salir al escenario, tocar en público y poder compartir la música con quienes te estuvieran escuchando.

La primera vez que Elías fue al Palacio de Bellas Artes le dijo a su mamá que algún día él tocaría en ese lugar. “Se dio bastante pronto” dijo al recordar que en el 2016  debutó como solista de la Orquesta Sinfónica Nacional en ese escenario.  y de la Orquesta Filarmónica de Jalisco en el Festival Internacional Cervantino.

JN: Ahora que ya sabes cómo es salir al escenario ¿Qué sientes?

EM: Es una experiencia que no se puede explicar con palabras, para mí es muy emocionante. Habrá personas a quienes no les guste salir, a mí me gusta mucho mucho salir, es de las cosas que más disfruto, poder compartir con los demás la música que estoy tocando. Para mí es muy bonito poder salir con el público.

JN: ¿Cuántas horas practicas al día?

EM: Es diferente, por ejemplo, ahora que venía a un concierto a cuando faltan meses. Normal, sin presión alguna, puedo estudiar unas cuatro horas o cuatro horas y media, pero conforme se acerca la fecha de alguna presentación tenemos que estudiar más. Mi máximo han sido seis horas y media.

JN: ¿Cómo le haces para combinar tus estudios escolares y musicales?

Cursé la secundaria por internet. Oficialmente ya la terminé, ya tengo mi certificad. La hice tan rápido porque fui a unas asesorías, te dicen los temas que van a venir en los exámenes, los presentas y te dicen a qué grado pasaste. Supongo que la escuela me quitaba mucho tiempo, cuando iba en la primaria, por ejemplo, entraba a las ocho y salía a las dos y media, entonces sí era bastante trabajoso. Mi papá se regresaba a dar clases, llegaba a las ocho o nueve de la noche y a esa hora nos poníamos a estudiar, a veces terminábamos a las once y ni siquiera podíamos estudiar bien.

Aunque no asiste a una escuela tradicional, Elías se despierta igual que el resto de sus hermanos y los lleva a la escuela. Desayuna a las 10 de la mañana, como lo haría si estuviera en el receso escolar, y continúa practicando hasta que dan las 12 o la 1 de la tarde cuando toma un descanso y sale a caminar solo o con sus mascotas para “refrescarse”. Después recoge a su hermana y va a sus clases de apreciación musical y solfeo. Ahí es donde convive con otros niños que, como él, disfrutan de la música más que cualquier otra cosa.

En un momento de la entrevista, Elías comentó que también disfruta dibujar, patinar y jugar videojuegos. Entre sus títulos favoritos se encuentran los de fútbol o lucha libre. “Antes de que quisiera estudiar piano yo quería ser luchador de lucha libre, por eso a veces las veo en la televisión”, confesó.

JN: ¿Tienes alguna pieza que sea tu favorita, la que más te guste tocar?

EM: No. Hay muchas piezas que me gustan, es muy difícil escoger uno, es como si te preguntaran: ¿quiénes de tus familiares te caen mejor? Y no sabes qué escoger. Todas tiene su estilo, todas tienen su tipo de música, el compositor como era…se ve reflejado si es música barroca, música clásica, romántica o un poco más moderna, bueno, impresionista. Hay muchos estilos y así una pieza que me guste, en especial mucho, no la hay, pero, creo que podría decir una pieza que me gusta mucho es Fantasía de Re menor de Mozart, me gusta muchísimo, el concierto número uno de Chopin, la polonesa brillante de Chopin, también me gusta muchísimo; estudios de Chopin me gustan todos son 24, opus 10, opus 25. El clave bien temperado de Bach, el arte de la fuga, los conciertos de Mozart, e incluso me gusta la Ópera. Es muy difícil escoger.

JN: ¿Hay algo que comas siempre antes de tocar?

EM: Tomo una bebida que se llama vitamin water y un chocolate porque te da energías, bueno, a mí me gustan mucho los dulces. Y tomo mucha agua porque cada vez que acabo de tocar termino deshidratado totalmente.

Como cualquier niño de su edad, Elías se emociona cuando habla de las caricaturas que le gusta ver o cuando piensa dulces o su comida favorita. En contraste, a su corta edad ganó el primer lugar en la IX Bienal Internacional de Piano en Mexicali, Baja California en 2016 y obtuvo una beca para participar en el International Keyboard Institute & Festival en Nueva York.

En ese viaje, Elías tuvo la oportunidad de tomar clases con maestros como: Jerome Rose, José Ramos Santana y Dimitry Rachmanov; además, conoció las instalaciones de la escuela Julliard, una de las mejores del mundo donde él sueña con estudiar.

Elías concluyó la entrevista asegurando que lo peor que cualquier persona o pianista puede hacer es creer que ya llegó a la cima y que no puede avanzar más. “Eso es completamente falso, eso ya no te permite seguir avanzando. Nunca, nunca, nunca me gustaría sentirme como que he llegado al tope”.