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Un ataque de la insurgencia mapuche eleva la tensión en Chile

Indígenas mapuches realizan una protesta en Plaza Italia contra el arresto del líder de la organización radical Coordinadora Arauco-Malleco, Héctor Llaitul, en Santiago el 26 de agosto de 2022. Foto Afp

Aldo Anfossi, especial para ‘La Jornada’

Santiago. El “conflicto mapuche” se agrava y acapara la agenda en los días previos al plebiscito constitucional del próximo domingo en Chile: la tarde/noche del lunes, el ataque a balazos e incendiario a un molino de trigo y las heridas a bala a tres personas que lo resguardaban, le dieron otro impulso a la crisis de seguridad en el sur del país, evidenciando la impotencia de las fuerzas policiales y militares desplegadas.

El centenario Molino Grollmus y la casa patronal aledaña, en la localidad de Contulmo, región del Biobío, 560 kilómetros al suroeste de Santiago, fueron arrasados por el fuego, mientras que uno de los propietarios, Carlos Grollmus (75), perdió una pierna a causa de los impactos balísticos.

La policía dijo que se encontraron unos 150 cartuchos de escopeta percutados.

Al reaccionar, el gobierno chileno prácticamente reconoció que su política de militarización allí no está funcionando.

“El Estado de Excepción lamentablemente hasta el momento no ha logrado responder con la prontitud que las personas requieren y demandan. Vamos a volver a hacer modificaciones respecto a cómo se despliegan las fuerzas en la macrozona sur y particularmente en la provincia de Arauco”, declaró el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, que viajó a Contulmo.

Monsalve -la autoridad expresamente a cargo de los temas de seguridad y delincuencia, designada para tales propósitos por el presidente Gabriel Boric- consideró probable que se aumenten la “dotación, los puntos de control, los lugares donde están emplazados y el equipamiento disponible”.

Desde mayo, el gobierno de Boric aplica un estado de excepción acotado en el Biobío y la aledaña región de la Araucanía, que se traduce en el despliegue de varios miles de tropas de la armada y el ejército que custodian las carreteras y que apoyan a las policías.

El ataque fue reclamado por la agrupación Resistencia Mapuche Lafkenche (RML), una de las más recientes y violentas en operar.

“Reivindicamos la acción de sabotaje en contra del molino Grollmus (…), acción de respaldo a los presos políticos mapuche que permanecen en huelga de hambre en Arauco y Concepción exigiendo sus derechos carcelarios”, dijo.

También llamó “al pueblo mapuche en resistencia y a las expresiones del weichan (lucha) los invitamos a seguir fortaleciendo la unidad, sobre todo en este nuevo contexto político donde hemos visto cómo el gobierno ha tomado un claro posicionamiento en favor de los grupos económicos que insisten en depredar nuestro Wallmapu (país mapuche), dando rienda suelta a las policías y servicios de inteligencia para perseguir e intentar desmantelar la Resistencia Mapuche”.

Y cuestionó a los medios de prensa que “muestran como víctimas a los usurpadores del territorio mapuche, colonos alemanes que se instalaron con el aval del Estado de Chile a sangre y fuego en nuestras tierras antiguas, asesinando y despojando a nuestros kiuvikecheyem (antepasados) de sus espacios territoriales de la orilla del lago Lanalhue”.

Mientras, la defensa del dirigente de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), Héctor Llaitul, en prisión preventiva desde la semana pasada, anunció que “hará una declaración y una denuncia donde se detallará cada comunicación que hubo con el gobierno. Esta declaración está siendo trabajada y será firmada por Héctor Llaitul”, para “tener mayor claridad y entregar al país con certeza qué fue lo que ocurrió, y si hubo o no contacto con el gobierno y con quién. Quizás mañana o en dos días más saldrá esta declaración”.