Astillero: ¿Sembrado o hallado un resto óseo?

• “Particularmente inusual”: EAAF
• Mejor conservado, más identificable
• CdMx: sigue el veneno

La “verdad histórica” de Jesús Murillo Karam y el gobierno de Enrique Peña Nieto sólo tuvo un punto de apoyo: la identificación genética de uno de los normalistas desaparecidos, Alexander Mora Venancio, que los especialistas de la Universidad de Innsbruck realizaron a partir de un resto óseo que la Procuraduría General de la República dijo haber encontrado en una bolsa de plástico a la orilla del río San Juan, en Cocula. En ese resto óseo descansó toda la carga de la prueba científica respecto a la sedicente incineración de 43 cuerpos en un basurero y su supuesto posterior traslado en bolsas de plástico al citado río para desaparecer toda evidencia.

Haber encontrado cuando menos un pedazo de hueso en el río, que permitiera demostrar que cuando menos había una prueba de que todo lo argumentado por el gobierno federal era cierto en un caso individual, fue el desenlace resolutivo de una trama que en noviembre de 2014 ya estaba entrampada. El hueso del joven Alexander fue el equivalente guionístico al colchón de la niña Paulette. En ambos foros actuó Tomás Zerón de Lucio. Mediante una diligencia policiaca fantasma, con detenido “prestado” (Agustín García Reyes, el cheje o el chereje) para un paseo campestre a orillas del río San Juan, con el desaseo y desacreditación ya tan conocidos. Pero, a fin de cuentas, ¿qué tan firme y contundente era la prueba del resto óseo, más allá del pésimo movimiento de Jenga del sembrador Zerón?

El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) ha expresado invariablemente su deslinde respecto a la manera como la bolsa de plástico y los restos óseos en ella contenidos se hicieron presentes. Ese Equipo, que debía ser convocado a toda diligencia para que diera fe de lo que fuera sucediendo (más si se toma en cuenta que Zerón y el Chereje ya habían estado en ese paraje un día antes), no estuvo presente a la hora del “hallazgo” y, hasta ahora, toda referencia que hace el EAAF a ese momento la etiqueta como “según la PGR” o expresiones similares.

Entonces, ¿el “hallazgo” de restos óseos en el río San Juan lo hizo solamente la parte gubernamental, sin testimonio externo alguno? La respuesta es positiva. El EAAF así lo ha descrito: “el fragmento en cuestión fue encontrado en una bolsa de plástico recuperada por buzos de la policía federal del río San Juan, que fue entregada posteriormente a peritos de la PGR. El EAAF no estuvo presente en el momento en que buzos y peritos de PGR recuperaron dicha bolsa ni participó en el hallazgo de dicho fragmento. El EAAF fue convocado por la PGR al lugar cuando ya se encontraba la bolsa de restos abierta y la muestra en cuestión ya se encontraba junto con otras sobre un área de limpieza. El EAAF participó en otros hallazgos de restos a la vera de dicho río junto a peritos de PGR”. Por lo tanto, “el EAAF no firmó la cadena de custodia correspondiente a la entrega de la bolsa de evidencia por parte de los buzos de la Marina a la PGR”.

En su Dictamen sobre el basurero de Cocula, dado a conocer en febrero de este año, los antropólogos forenses sudamericanos explicaron que “en noviembre del 2014, peritos en genética de PGR y EAAF realizaron una primera selección de muestras para enviar al laboratorio de Innsbruck, totalizando 17 piezas: 10 fragmentos provienen del Basurero de Cocula y 7 provienen de la bolsa que según PGR fue recuperada del Río San Juan”. De estas siete piezas, fue relevante la muestra 15941901 -27-29102014 (es decir, los restos óseos que luego se confirmaría que pertenecían al normalista Mora Venancio, con lo que se sustentó la “verdad histórica”), pues “se encontraba en mejores condiciones de preservación que las otras halladas en el basurero de Cocula y a la vera del río San Juan”.

¿Mejores condiciones de preservación? No sólo eso: conforme al EAAF “se trata de una muestra particularmente inusual en relación a la totalidad de los restos recuperados del Basurero de Cocula y en la bolsa supuestamente recuperada en el Rií (sic) San Juan, en cuanto a su tamaño (4.5cm x 5.5cm aproximadamente) y con muy poca alteración térmica”. Todo el entrecomillado anterior va en negritas en el documento original de los antropólogos forenses. Tales excepcionalidades, es decir, las mejores condiciones de preservación, su condición particularmente inusual en relación con los demás restos y su poca alteración térmica, “posibilitó la obtención de un perfil de ADN nuclear, el cual puede ser altamente efectivo en términos de identificación humana y, a veces, más rápido de obtener resultados que otros tipos de ADN que se utilizan con los mismos fines”.

Así que: ¿cuán firme y contundente era por sí misma la única prueba que sustentó la “verdad histórica”? ¿Prueba sembrada o providencialmente encontrada en condiciones particularmente inusuales? ¿La llevó Zerón al río San Juan para que al “encontrarla” se “confirmara” aunque fuera una muerte conforme a la narrativa del basurero de Cocula y la destrucción de evidencias en agua fluvial?

Astillas: Más que la persistencia de los niveles tóxicos en el aire metropolitano, resulta impresionante la incapacidad de las autoridades de las áreas conurbadas, sobre todo el gobierno capitalino, para tomar medidas de protección de la salud que sean efectivas. Hasta ahora, todo va quedando en la simple repetición rutinaria de los dobles Hoy no circula, manteniendo el resto del esquema venenoso sin acciones a fondo. Dentro de dos semanas, ha anunciado el secretario Verde del medio ambiente y recursos naturales, Rafael Pacchiano, se darán a conocer nuevas reglas de circulación de vehículos automotores en la Ciudad de México y sus conurbaciones… Y, mientras avanza la fijación de tres precandidatos centrales en la marquesina de 2018, AMLO (opción más que cantada), Miguel Ángel Osorio Chong y Margarita Zavala (implantados mediante encuestas sin rigor conocido), ¡hasta mañana!