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¡San Luis saldrá del bache!

Óscar G. Chávez

Mientras los ciudadanos de San Luis Potosí, sin importar espacio de residencia ni nivel social, continuamos enfrentando y sufriendo el problema de la basura, pareciera que a las autoridades municipales esto no les importa. No obstante las noticias de las últimas semanas dan cuenta de la gravedad del asunto, ni la empresa ni el Ayuntamiento parecieran estar interesados en alcanzar una solución que beneficie a la ciudad.

Por el contrario, un permanente intercambio de declaraciones poco fructíferas son las que han estado vertiendo a distintos medios de comunicación, mediante las cuales se han ocupado, ambas partes, de desvirtuar la postura de la respectiva antagónica.

Cierto es que debe reconocerse, de ser real, el interés del alcalde capitalino por, como él señala, continuar con el servicio que había venido proporcionando la empresa, siempre y cuando los costos disminuyan en beneficio de las finanzas municipales. Sin embargo, más pareciera que se ha empeñado en utilizar a la ciudadanía como rehén de sus ambiciones populistas, mientras se empeña en no ceder ante ninguna condicionante impuesta, o propuesta ofrecida, por la contraparte.

Desafortunadamente para Gallardo, como él mismo se hace llamar al más puro estilo de los tiempos echeverristas, lo que en inicio le pudo haber generado cierto respaldo por parte de la ciudadanía, poco a poco se va convirtiendo en rechazo ante la inminencia del sistema de recolección por él implementado. Pareciera además, que busca paliar estas opiniones adversas desviando la atención del problema medular; piensa mal y acertarás, reza el adagio, recordemos que el pasado fin de semana en el basurero de Peñasco ocurrió un incendio que aunque no pasó a más, siembra la duda sobre quiénes fueron en realidad los autores del vandálico acto.

El cuerpo de bomberos determinó que el incendio fue provocado, y aunque no fue posible establecer o identificar a los responsables materiales, hay elementos para suponer que lejos de tratarse de niños o adolescentes desorientados, los autores intelectuales tenían una orientación muy precisa: generar responsables concretos y a partir de allí enfrascarse en una confrontación directa y sin tregua. La estrategia, pareciera, fue replanteada.

Conforme avanzan los días del problema también incrementan las acumulaciones de basura por la ciudad; se habla extraoficialmente de que al día apenas si se alcanza a recolectar la mitad de la basura generada en la ciudad. Las acumulaciones rezagadas es obvio que se sumarán a las del día subsecuente.

Se agrega a lo anterior la liberación de permisos para que, según dijeron las autoridades respectivas, mil vendedores ambulantes puedan invadir las calles el próximo 14 de febrero. Es evidente que buscando no generar un descontento mayor entre los comerciantes establecidos del centro histórico, se dará prioridad al retiro de la basura producida por los informales, y de nueva cuenta se generará un vacío en la recolección en las colonias.

Mientras tanto los afanes recaudadores del Ayuntamiento continúan; las acciones de la dirección de parquímetros incrementan con voracidad, la tolerancia otorgada con anterioridad sobre el tiempo de vencimiento, cada vez es menor. He sido testigo cómo algunos de los trabajadores a cuyo cargo está la colocación de los inmovilizadores, señalan tener la indicación de colocar determinada cantidad de estos artefactos por turno.

Estas medidas sólo aplican, desde luego, al ciudadano común; los policías estatales o municipales que colocan sus sudadas y decoloradas cachuchas, o llamativas insignias, así como los vividores políticos, miembros y trabajadores de algún partido, o integrantes de la máquina de extorsión que es Antorcha Campesina, parecieran estar exentos de ellas y ni siquiera estar incluidos dentro del rasero de las infracciones. Prebendas otorgadas a cambio de componendas que permitan fortalecer las caciquiles redes clientelares.

Agreguemos el actuar de los oficiales de tránsito, mismos que parecieran estar a la caza de cualquier infractor mayor o menor para en su ausencia retirar la placa de circulación del vehículo. Imbecilidad mayor de la dirección de Tránsito, la ausencia de este elemento permite una mayor comisión de infracciones y dificulta la identificación cuando un vehículo embista a algún peatón. Ya es cosa de todos los días ubicar vehículos sin placas que se suman a una gran cantidad ya existente, y en su mayoría propiedad de los mismos elementos policiacos de cualquiera de los dos niveles de gobierno.

A propósito de la Dirección de Seguridad Pública Municipal, pareciera que la o las personas que se ocupan de manejar la cuenta de tuiter  de la misma, tienen mermada la capacidad de respuesta. Atentos a la máxima salinista hago como que no los veo, se empeñan en no dar respuesta a los mensajes de quejas y denuncias que se les hacen llegar.

En los últimos días me he ocupado de señalarles gráficamente, mediante redes sociales, la manera en que en horas de alta densidad vehicular, los expendedores de alimentos  y camiones repartidores de refrescos se apropian de los carriles de circulación de la avenida Nicolás Zapata, justo afuera de la clínica del Seguro Social, cuyo espacio vehicular también es de una quíntuple zona escolar. En ninguna de mis denuncias he tenido respuesta.

¿No sabrán las personas que desempeñan esta función, que como servidores públicos, porque supongo que devengan sus sueldos del erario municipal, están obligados a dar respuesta a las inquietudes y denuncias de la ciudadanía?

Espero que estas líneas lleguen, al menos por transmisión oral, a la enérgica directora de tránsito, y ella instruya manu militare –acorde a su costumbre y formación castrense– a sus operadores de redes, para que den respuesta a las inquietudes ciudadanas, ya que de otra manera cualquier malintencionado habitante de esta ciudad, podría promover algún recurso jurídico que ordene responder por esas vías. Supongo que de darse a conocer el resultado en los medios de comunicación, al margen de la mala propaganda para esa institución, sentaría algún precedente en otros ámbitos.

Espero no se piense que mi única premisa es señalar los puntos negros de la administración municipal, a la que he dedicado algunas de las últimas columnas, debo reconocer que el centro histórico adquiere otra fisonomía gracias a la campaña de limpieza de fachadas. De la misma manera el remplazo de faltantes en banquetas y reparación de baches en el adoquinado comienzan a ser perceptibles. De continuar así las acciones municipales, San Luis saldrá del bache y logrará posicionarse en la cúspide, de los cerros de basura.