Contra el tiradero industrial, “con todas las armas que nos da la ley”

Jaime Nava

“El tiradero significa la muerte de la región”, sostuvo el empresario Manuel Torres Leyva en una reunión celebrada en la capilla del rancho de su propiedad, con ganaderos y habitantes de los ejidos y comunidades cercanas o pertenecientes al municipio de Santo Domingo, donde la empresa SITSU, de José Cerrillo Chowell, pretende construir un confinamiento de residuos tóxicos.

En uso de la voz el sacerdote de la diócesis de Matehuala, Gerardo Ortiz, recordó la estrategia empleada por una supuesta trabajadora social de Cerrillo Chowell que, antes de dar a conocer el proyecto, preguntaba a los habitantes qué necesitaban y ofrecía materiales para construcción con la intención de convencerlos de que los residuos no representarían ningún riesgo.

Igualmente cuestionó el hecho de que durante tantos años las autoridades hayan mantenido en “terrible abandono” a Santo Domingo y en lugar de promover su desarrollo vayan a permitir la construcción del confinamiento.

Explicó que tanto su participación como la de otros sacerdotes en el movimiento contra el proyecto de confinamiento se debe a que los mismos habitantes se acercaron a ellos en busca de información y a que el propio Papa Francisco ha dicho que “los problemas ecológicos también son problemas sociales”.

Por su parte Torres Leyva aseguró que no harían nada malo, ya que únicamente se defenderían “con todas las armas que nos dé la ley y nuestra decisión de oponernos al tiradero”.

Asimismo, reveló que tiene conocimiento de que Cerrillo Chowell perforó un pozo “a un lado de donde será el tiradero”, razón por la cual advirtió a los asistentes que “sin agua o con agua envenenada” la región estaría destinada a perecer.

Torres Leyva dijo que el nombre de Palula, zona sobre la cual buscan construir el confinamiento, es de origen huichol y se debe a una indígena wixárika que fue abusada sexualmente por un grupo de pastores mientras se bañaba en el estanque viejo. Y dijo compartir la visión que tienen los huicholes acerca de que el agua es sagrada.

El investigador de El Colegio de San Luis, Germán Santa Cruz, expuso que en México se generan dos millones de toneladas de basura tóxica y, de llevarse a cabo el proyecto de Cerrillo Chowell, se confinaría un millón de toneladas a partir del quinto año en la zona de Santo Domingo; es decir, la mitad de los desechos tóxicos que se generan en el país.

“Hemos hecho los cálculos y en dos años estarían llenando las megaceldas que pretenden construir”, aseveró el investigador, y añadió que el tiradero viene a desvalorizar las tierras y el agua que tienen los habitantes y productores de la zona.

“La empresa dice que el Altiplano tiene vocación de tiradero bajo el argumento de que no hay agua y no hay gente; pero lo que observamos nosotros es agua, gente y flora, entonces nos preguntamos ¿por qué quieren construir el confinamiento en esta zona?”.

Al ser cuestionado por los pobladores sobre el radio de afectación que generaría el tiradero, Santa Cruz, refirió que más allá del radio de contaminación se debe considerar que la transportación de los residuos tóxicos y peligrosos pueden ampliar los daños, ya que no están exentos de accidentes y volcaduras durante el traslado.

Daños económicos

¿Quién va a querer consumir la leche, la carne o los quesos de esta zona sabiendo que el Altiplano es un tiradero de residuos tóxicos? Se preguntaron los miembros del Comité  en Defensa por la Vida.

Aseguraron que contrario a lo que quiere hacer creer la empresa, en Santo Domingo sí hay familias, sí hay agua y sí hay producción. Por la riqueza del suelo en Santo Domingo el pasto con el que alimentan al ganado logra que la carne adquiera un sabor característico y muy demandado, pues, de acuerdo a lo dicho por los propios productores, toda la carne se exporta.

Incluso, el tesorero del comité, Mario Villanueva, dijo que después de “hacer números” se han dado cuenta de que ellos pueden pagarle a Cerillo Chowell la cantidad que supuestamente ha dicho que invertirá.

Manifestó que la producción de becerros en el municipio es de entre 25 y 30 mil por año, con lo cual, aseguró, les alcanza para pagarle a Cerrillo “y hasta sobra una feria”.

El empresario Manuel Torres Leyva se reunió con ganaderos y habitantes de los ejidos y comunidades cercanas o pertenecientes al municipio de Santo Domingo.

El camino a Palula

Un angosto camino de terracería es la ruta más corta para ir de Santo Domingo a Palula. La terracería del camino se interrumpe brevemente en dos tramos que se encuentran pavimentados. Actualmente el gobierno federal se encuentra trabajando en la “modernización” del kilómetro 4+500 al 8+900 de dicha vía, situación que ha despertado la sospecha entre los habitantes que piensan que la obra es un indicativo de que están preparando una ruta de acceso para los camiones transportadores de residuos.

Al encuentro, que se prolongó durante más de dos horas, acudieron cerca de cien personas, entre quienes se encontraban representantes de comisariados ejidales, que además de manifestar su absoluta oposición al tiradero de desechos tóxicos, en distintas ocasiones dijeron estar dispuestos a tomar las armas para defender su patrimonio.

Finalmente, refrendaron su rechazo total a la instalación del confinamiento de residuos tóxicos y se comprometieron a continuar y apoyar la lucha por la defensa del lugar que sus antepasados les otorgaron; en especial, por el compromiso que tienen con la vida y salud de quienes vienen detrás de ellos.