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Legisladores reprobados

Carlos López Torres

Lo que son las cosas. Los actuales legisladores nunca imaginaron que serían ellos quienes recibirían lo que dice el proverbio chino que establece: en esta vida todo lo que des se te regresa.

Y es que precisamente es la cuestionada institución la que en su momento correspondió aprobar la mal llamada reforma educativa, y por supuesto, la Ley General del Servicio Profesional Docente, disposición que establece la evaluación punitiva contra los maestros, quien recibe los resultados de una evaluación ciudadana que reprueba a la mayoría de los diputados.

Aunque en el caso en comento la evaluación ni por asomo tiene la pretensión de castigar de alguna manera a los diputados de la actual Legislatura, lo cierto es que no ha dejado de causar cierto escozor entre quienes han dado muestras fehacientes de todo lo que señala en una entrevista con La Jornada San Luis el diputado Alejandro Segovia Hernández.

En efecto, el legislador del Altiplano, cuyo sobrenombre coincide con el del legendario Dios Jano de la región del Lacio, a quien se le representaba con dos caras, favorecido por Saturno veía el pasado y el porvenir, acepta que una de sus caras, la que le impide el desempeño que la ciudadanía espera aún de él y sus compañeros diputados, tiene que ver con su faceta de hombre trabajador como cajero de una frutería.

La otra cara, la que le obliga a prepararse, puesto que se trata del desempeño de un cargo público, cuyo salario corre a cargo de los contribuyentes, tiene que ver con la elaboración de leyes que respondan no a los intereses de otro poder, de algún partido o de alguien en particular, sino al interés general, aunque en el caso de la aprobación de las reformas a los artículos 3º y 73 de la Constitución General de la República, el Congreso de la Unión aprobó sin conocimiento a fondo, ni discusión alguna, sin consulta a los maestros y la sociedad, una “reforma educativa” con las consecuencias que hoy vemos y padecemos.

Luego entonces, diputado Jano Segovia Hernández, no se duela usted de aparecer en el último lugar de los reprobados. De cara al futuro, si piensa en reelegirse, déjese de ser faltista, haga más trabajo legislativo que gestoría y dádivas, no comprometa su voto por lealtades mal entendidas, recuerde que se debe a quienes votaron por usted, no al gobernador o sus personeros, ni a sus compañeros de partido, sino a los ciudadanos que no dejaremos de observarlos.

Eso es lo que un diputado honesto debiera hacer ante la pregunta que usted mismo se hace: “¿Qué vamos a hacer los potosinos con un montón de diputados burros y de secretarios pendejos, huevones y rateros?

Te lo digo a ti mi hija, para que lo entienda mi nuera.