Herencia en litigio
12 junio, 2015
Remedio casero
12 junio, 2015

Mobbing, un mal que tiende a generalizarse

Ignacio Betancourt

H ace unos días la Universidad Autónoma Metropolitana organizó el primer Congreso Mexicano de Mobbing (la agresión laboral que se realiza al interior de las instituciones), dicha problemática que no sólo acontece en las instituciones académicas (vgr, El Colegio de San Luis) es un mal que tiende a generalizarse, se trata sencillamente de un abuso de poder que puede permear todas las instancias (investigadores, becarios, administrativos), grupos autoritarios enquistados en una obsesión nada educativa: la conservación del poder. Académicos y administrativos que con el pretexto del orden y el “respeto a la ley” (su delirio es la creación de infinidad de reglamentos que les permitan legalizar cualquier atropello), se empeñan en la conservación de sus propios intereses porque para tales funcionarios públicos la ley sólo se aplica a los otros, igual que en las antiguas monarquías europeas designadas por la divinidad.

Pequeñas mafias de cuello blanco que actúan no sólo a partir de los peores encubrimientos o del otorgamiento de las tareas mejor remuneradas a sus cómplices, y por supuesto a través de la satanización de quien señala sus abusos, de esa manera otorgan puestos y canonjías o acosan y silencian a quienes no se someten. Dice Rocío Fuentes, investigadora de la Escuela Superior de Medicina del Instituto Politécnico Nacional y participante en el primer Congreso Mexicano de Mobbing, que hasta hace muy poco ha comenzado a visibilizarse este fenómeno y a ser estudiado por la propia academia; señaló que a través del mobbing: “Hay grupos de poder dentro que manejan las políticas institucionales en su favor, anteponiendo sus intereses de grupo a, por ejemplo, la educación de calidad”. En el congreso también se denunciaron los llamados programas de estímulos económicos, como el Sistema Nacional de Investigadores; la investigadora Rocío Fuentes reconoció que no hay cifras que den cuenta de la magnitud del problema, pero no hay duda de que “es un problema social serio que nos compete a todos”.

En lo que toca a la impunidad con que las autoridades de El Colegio de San Luis (Colsan) se comportan, la historieta semanal que ha estado consignando algunos sucesos va para largo, entre oficios y firmas y delirantes “argumentaciones” administrativas, las semanas, los meses, los años, los quinquenios, las décadas y quizá los siglos, se encargarán de anular cualquier reclamo por más pruebas que los acompañen, las vicisitudes de tal periplo narrativo se diluyen en la eternidad de lo impune, cuyos magníficos destellos terminan por ocultar las más fundamentadas acusaciones; de tal manera, la historieta de la impunidad está destinada a volverse un cuento sin fin, una historia interminable, un comic sin desenlace.

Mientras el temor, la indiferencia (que es la cara oculta del temor), la complicidad, la indolencia, la insensibilidad, lo indigno, lo apático, el desgano y la tibieza sean la única respuesta frente al abuso, los impunes seguirán reinando no sólo sobre los académicos sino sobre quien se los permita. Nunca más cierto aquello de que la estabilidad de los gobiernos mexicanos sólo es proporcional a la capacidad de resistencia para el dolor en la población. De cualquier forma se seguirán comentando una que otra novedad al respecto sobre esta historieta y sus peripecias, no sólo sin final feliz, sino sin final.

Otro concepto indisociable de la impunidad es el cinismo (desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones vituperables), actitud admirablemente practicada en El Colegio de San Luis, un cinismo tan funcional que abarca desde los esbirros agresores (encubiertos o no) hasta el Órgano Interno de Control, pasando por el consejo académico, la secretaría general, la secretaría académica, y la presidencia. El cinismo se expresa en el fenomenal empeño por construir coartadas administrativas y legaloides, un siniestro fervor por generar multitud de reglamentos e instancias impuestas de las maneras más caricaturescas; el cinismo como una excrecencia de la impunidad que produce la grata sensación de cumplir con un deber trascendente (sic), como la beatífica auto aceptación a partir de lo peor de sí. El cinismo: la sonrisa de la impunidad.

Va de nuevo el aviso a los interesados por recuperar la concha acústica de la colonia Industrial Aviación: la vigencia del “Contrato de Comodato Gratuito y Condicional” con que la Secretaría de Cultura entregó arbitrariamente dicho foro a la parroquia del lugar, vence “el 30 de septiembre de 2015” según el oficio 0325/011/15 entregado al Colectivo “Es hora de hacernos agua” (sociedad civil) por la Unidad de Información Pública de la Secult; ahora es cuando puede impedirse la renovación del mismo, sobre todo porque el párroco lo único que ha hecho con tal donación es convertirla en una especie de mingitorio público.

Volviendo al tema de la Comisión Mixta que coordina el Centro Cultural Mariano Jiménez, se informa que los representantes de la Secult (Mauricio Gómez, Hector Trejo y Juan Martín Cárdenas) pese al ofrecimiento de entregar a los tres representantes de los colectivos información respecto a un concepto titulado “órgano coadyuvante” como posible caracterización de la Comisión Mixta, aún no entregan nada y continúan nadando de a muertito (interesantes son y serán las recciones de funcionarios salientes y entrantes). Mientras tanto, el Colectivo de Colectivos Mariano Jiménez hace un llamado a la población a estar atenta en cuanto a lo que pueda ocurrir con este centro cultural rescatado para los ciudadanos por un grupo de académicos y artistas que el pasado octubre impidieron su desaparición. Por lo demás, ya preparan los colectivos una serie de eventos artísticos y académicos para conmemorar el primer aniversario de la toma del lugar por parte de los ciudadanos, y el 25 aniversario de la fundación del mismo centro.

De la poeta polaca Wislawa Szymborska (1923-2012), premio Nobel de 1996, va el fragmento iniclal de su poema Torturas: Nada ha cambiado./ El cuerpo es doloroso,/ tiene que comer y respirar, y dormir,/ tiene una piel delgada y justo debajo de ella, sangre;/ tiene una considerable cantidad de dientes y uñas,/ sus huesos son frágiles, sus articulaciones moldeables./ En las torturas, se tiene en cuenta todo eso.// Nada ha cambiado./ El cuerpo tiembla como temblaba/ antes y después de la fundación de Roma,/ en el siglo veinte antes y después de Cristo;/ las torturas son como eran, sólo la Tierra se ha hecho/ más pequeña,/ y cualquier cosa que pasa sucede en casa del vecino.// Nada ha cambiado./ Únicamente hay más gente,/ junto a antiguas culpas aparecieron nuevas,/ manipuladas, reales, momentáneas y no culpas,/ pero el grito con el que el cuerpo responde por ellas/ era, es y será un grito de inocencia,/ según una escala y un registro eternos. (…)